Asociación Urantia de España
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Luz y Vida – julio y agosto 2022

In This Issue

Editorial – julio-agosto 2022

M. José Sánchez Santamaría

Editorial-jul 22-1Todo muere y resucita, una y otra vez…

El domingo 26 de febrero por la noche llegó a Filadelfia un corredor procedente de Betania con un mensaje de Marta y María que decía: «Señor, aquel a quien amas está muy enfermo». Jesús recibió el mensaje al final de la reunión vespertina, justo cuando se despedía de los apóstoles para pasar la noche. Al principio Jesús no dijo nada. Hubo uno de esos extraños intervalos en los que parecía estar en comunicación con algo fuera de él y más allá. Luego levantó los ojos y dijo al mensajero de forma que pudieran oírle los apóstoles: «Esta enfermedad no es para la muerte, será sin duda para glorificar a Dios y exaltar al Hijo». 167:4.1 (1836.6)

El Maestro siguió en silencio a las dos hermanas afligidas y lloró. Los judíos amigos que los seguían vieron sus lágrimas, y uno de ellos dijo: «Mirad cómo lo amaba. ¿No podía este que abrió los ojos del ciego haber impedido que este hombre muriera?». Para entonces estaban ya ante la tumba familiar, una pequeña cueva natural o declive en un saliente de roca de unos diez metros de altura en el extremo más alejado del jardín. 168:1.1 (1843.7)

En esta historia de la resurrección de Lázaro hay un curioso contraste en el que sus comentaristas no han insistido lo suficiente: el de Jesús, que ante la noticia de la enfermedad de su gran amigo Lázaro da la impresión de permanecer impasible (hasta el punto de dilatar su visita un par de días), y el del otro Jesús que, por contra, se echa a llorar hasta el sollozo cuando es informado de su defunción. Conmueve este Jesús que se deshace en lágrimas y sorprende, por el contrario, ese otro Jesús que se mantiene entero, casi indiferente, ante una noticia tan grave.

¿Qué podría significar esto?

Una posible lectura sería que Jesús sabe que el mal no tiene verdadero poder sobre este mundo, que sabe que su dominio es solo relativo y temporal; de ahí que se mantenga tan sereno y ecuánime ante la desgracia de su buen amigo Lázaro. Sabe que, pase lo que pase, no será fatal. Pero, ante el desgarro de Marta y María (también grandes amigas suyas), ante la desolación que observó, Jesús responde con el llanto, abrumado por un terrible mal.

Jesús sabe mantenerse sereno cuando el mal llama a su puerta, pero también sabe responder con el corazón cuando asiste al estrago de sus obras.

Esta amistad tan hermosa entre Jesús y Lázaro es el paradigma de una verdadera amistad: el amigo que saca al amigo del hoyo y le devuelve la vitalidad perdida. Eso es ser un verdadero amigo: alguien que llora cuando caes al agujero, alguien que te ayuda a salir de él y a restablecerte para volver a vivir.

Todo cuanto sucede (bueno, malo, regular) prueba la fortaleza o debilidad de una amistad (especialmente cuando aparece la muerte, la gran prueba). Un amigo verdadero ve toda prueba que sufre un amigo no como una amenaza, sino como una ocasión para fortalecer su amistad: «Esta enfermedad no es para la muerte, será sin duda para glorificar a Dios y exaltar al Hijo.»

Todo lo que sucede en una verdadera amistad es para Su gloria. En una relación de amigos uno está con y para el otro, pase lo que pase. De forma incondicional.

Podemos seguir reflexionando sobre este impactante pasaje de la vida de nuestro Creador: el amigo vivo que acude al rescate de su gran amigo también podríamos ser nosotros.

Lo primero que hay que hacer es llorar, por supuesto, dado que el cuerpo debe expresar lo que el alma tiene dentro. Debe sacarlo fuera para liberarse y poder dar paso a lo siguiente.

Lo siguiente es ir al sepulcro, quitar la losa, ver el cadáver y sufrir su hedor. Ir al sepulcro, es decir, acudir al lugar en que está todo lo que ha muerto en ti. Quitar la losa, es decir, destapar el inconsciente y ver y sufrir la oscuridad que has ocultado durante tantos años… por fin, sufrir. Hay que pasar por ahí.

Esto sucede en Betania, un lugar para recuperarse y descansar. Ese centro de equilibrio está ahí y te llama. Levántate y ve hacia él. Ese sitio tiene un núcleo: una cueva, que encontraremos cubierta por una gran piedra. Desplazamos la piedra y a continuación, elevamos los ojos al cielo. Elevar los ojos es importante: sin luz, lo oscuro no se puede iluminar. Y también alzando los ojos al cielo agradecemos lo que vamos a pedir, pues sabemos que se va a conceder. Agradecemos ser un indigente que pide. El don que pedimos es solo una muestra de que todo es un don. La resurrección de Lázaro no es solo la reanimación de un cadáver, sino también un signo de que todo sin excepción está siempre resucitando.

Luego gritamos: ¡Amigo, ven! Deja ya la oscuridad, sal a la luz, retorna a donde perteneces, deja tus vendas y sudario, camina, camina… La llamada del amigo: todo el evangelio se resume en estas palabras. Dentro de nosotros hay un amigo que nos llama.

Tras el llanto de Jesús, vienen sus palabras liberadoras: ¡Sal, ven afuera! No te quedes dentro, en el agujero de tus problemas. Respira el aire de este mundo, oxigénate. Solo resucitas cuando te das cuenta de que te habías muerto.
Editorial-julio 22-2
Esta misma actitud valiente, hermosa, vivificante de Jesús la observamos en otro pasaje que solo conocemos gracias a El libro de Urantia: en el viaje por el Mediterráneo que realizó nuestro Maestro, se encuentra en una isla con un joven atribulado y solitario.

Jesús tuvo una larga conversación en las montañas con un joven temeroso y abatido que se había refugiado en la soledad de las colinas porque no encontraba valor ni consuelo en la relación con sus semejantes. Este joven había sufrido desde pequeño sentimientos de desamparo e inferioridad, y estas tendencias naturales se habían visto agravadas por muchas circunstancias difíciles durante su crecimiento, sobre todo por la pérdida de su padre a los doce años. Al encontrarse con él, Jesús le dijo: «¡Saludos, amigo!, ¿por qué estás tan abatido en un día tan hermoso?» 130:6.1 (1437.1)

En este joven con miedo, del que desconocemos su nombre, vemos un ser que está llevando una vida vacía, «muerta» por el dolor de la soledad y la autocompasión. Estaba atrapado entre aquellas hermosas montañas, y sorprendentemente, una mano amiga consigue que reviva y que se levante, cual otro Lázaro.

Para entonces el joven ya estaba deseando hablar con Jesús, y se arrodilló a sus pies implorándole que lo ayudara, que le mostrara el camino para escapar de su mundo de penas y fracasos personales. Jesús le dijo «¡Levántate, amigo!, ¡Ponte de pie como un hombre! Puede que estés rodeado de pequeños enemigos y que haya muchos obstáculos en tu camino, pero las cosas grandes y las cosas reales de este mundo y del universo están de tu parte. El sol sale todas las mañanas para saludarte a ti exactamente igual que al hombre más próspero y poderoso de la tierra. Mírate: tienes un cuerpo fuerte y unos músculos poderosos, tu físico es superior a la media». 130:6.3 (1437.3)

Nuevamente comprobamos cómo una mano amiga nos puede restaurar a la Vida. Cómo, efectivamente, nuestro Dios es cercano y es nuestro mejor amigo, que nos conoce en lo más íntimo y nos ama profundamente. Es totalmente cierto que cuando el Cielo quiere salvar a un ser humano, le envía el Amor. Y siempre es su deseo salvarnos.

Jesús le contestó poniéndole suavemente la mano en el hombro: «No, hijo, no con palabras, pero apelaste a mi corazón con tu mirada anhelante. Muchacho, para alguien que ama a sus semejantes, tu actitud de desesperanza y desaliento es una clara petición de ayuda». 130:6.2 (1437.2)

Editorial jul-22-3Todo, sin excepción, está siempre resucitando. Caemos y nos levantamos, disfrutamos de alegrías que nos vivifican y en poco tiempo viene la tristeza o el desconsuelo, que nos paraliza. No hay verdad más eterna que el cambio constante, en este mundo dual en el que vivimos.

Nutridos por El libro de Urantia, acerquémonos a la Vida, a todo lo que nos hace más plenos. Hagamos que nuestra mente y nuestro corazón estén guiados por esta gran fuerza, pues nos estaremos acercando a la mismísima Fuente de toda Vida.  Permitamos que nuestro Dios amigo nos resucite, nos levante y restaure nuestras vidas. Pues Él mismo se define como un ser pleno de VIDA:

Yo soy el pan de vida.
Yo soy el agua viva.
Yo soy la luz del mundo.
Yo soy el deseo de todos los tiempos.
Yo soy la puerta abierta a la salvación eterna.
Yo soy la realidad de la vida sin fin.
Yo soy el buen pastor.
Yo soy la senda de la perfección infinita.
Yo soy la resurrección y la vida.
Yo soy el secreto de la supervivencia eterna.
Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Yo soy el Padre infinito de mis hijos finitos.
Yo soy la verdadera vid, vosotros sois los sarmientos.
Yo soy la esperanza de todos los que conocen la verdad viva.
Yo soy el puente vivo que va de un mundo a otro.
Yo soy el enlace vivo entre el tiempo y la eternidad. 182:1.11 (1965.5)

Como dijo un famoso poeta: «Quiero hacer contigo lo que hace la primavera con los cerezos». Así es nuestro Dios, el que busca hacer florecer nuestra alma, invocar la belleza interior y favorecer el crecimiento incesante. El Dios VIVO nos tiende siempre la mano. Levantémonos y vivamos pues.

Trabajos – nuestras recomendaciones del mes

FuerzaEsquema sobre fuerza, potencia y energía basado en el documento 42 (Santiago Rodríguez)

En este esquema se nos muestra el ciclo de la materia en sus distintas manifestaciones, partiendo de las definiciones de energía, fuerza y poder que nos ofrecen los reveladores, y de acuerdo con lo que se dice en el documento 42 de El libro de Urantia (La energía: la mente y la materia) e indicando el camino de ida y vuelta al Paraíso.

 


Edén

El Jardín del Edén (Halbert Katzen)

Este artículo trata sobre la ubicación del primer Jardín del Edén. En palabras del autor: «Cuando se publicó en 1955, el mapeo de sonar aún no había proporcionado imágenes suficientemente detalladas del fondo marino del Mediterráneo oriental como para considerar los méritos de las afirmaciones de El libro de Urantia. Hoy, las imágenes del fondo marino del Mediterráneo, creadas con el uso de tecnología avanzada de sonar que se desarrolló más de treinta años después de la publicación de El libro de Urantia, revelan correlaciones con todas las declaraciones de El libro de Urantia sobre la forma, la ubicación y el destino del Jardín del Edén.»


José

José, el padre terrestre de Jesús (Javier Martínez)

En palabras del autor, en esta presentación se propone «apagar la potente luz de Jesús y focalizar la luz que emite José». Para ello, considera los aspectos religiosos y sociales de la época de José, sus ancestros y su familia, cómo se desarrolló su vida y cuáles eran sus creencias, para ofrecer finalmente sus conclusiones y reflexiones finales acerca de la figura paterna que tuvo nuestro Hijo Creador mientras vivió en la Tierra como Jesús de Nazaret.

 


Sé tú el libro

Sé tú el libro (Michael Painter)

En este trabajo, su autor trata sobre la necesidad de vivir las enseñanzas de El libro de Urantia, más que centrarnos en un enfoque puramente intelectual. En primer lugar, se pregunta: «¿por qué nuestra vía de acceso para conocer a Dios está tan dominada por nuestra comprensión intelectual de Dios? Nos hemos auto-limitados a leer la Biblia, El libro de Urantia y otros libros “sagrados”, a escuchar sermones y oradores, a ir a clases o asistir a seminarios, a ir a conferencias y retiros, y a participar en grupos de discusión –todas actividades intelectuales». Pero, como ya podemos imaginar, no es el camino del intelecto el que debemos seguir para progresar espiritualmente, sino el de la experiencia de primera mano.

Historia y enseñanzas – Crónica de la vida de Jesús

Crónica de la vida de Jesús - Doc 135RELATO PERIODÍSTICO DE LA VIDA Y ENSEÑANZAS DE JESÚS SEGÚN EL LIBRO DE URANTIA

Os presentamos la siguiente entrega de las crónicas de la vida de Jesús, que en esta ocasión contiene lo que nos cuentan los reveladores en el documento 135 (Juan el Bautista). Dentro del PDF veréis un botón desde donde acceder al texto del documento desde el sitio web de la Fundación Urantia.

Resumen del documento 135

Guía de El libro de Urantia para niños: primera infancia de Jesús

primera infancia de Jesús

Continuamos repasando el trabajo secundario Una guía infantil hacia El libro de Urantia, de Mary Livingston. Este es el siguiente capítulo, dedicado a la primera infancia de Jesús, y comienza así:

«Jesús era un niño bueno. A medida que crecía, tuvo muchos compañeros. Alrededor de sus tres años, sus padres regresaron a Nazaret. Entonces se hizo muy amigo de un niño vecino llamado Jacob.»

Descarga del capítulo completo en formato PDF

Otros libros de crecimiento espiritual

Martes con mi viejo profesorMartes con mi viejo profesor (Mitch Albom)

Un hombre que padece la ELA (esclerosis lateral amiotrófica), condenado a morir, mantiene unos diálogos con un antiguo alumno suyo durante 14 martes. Su testimonio ante la enfermedad, la sabiduría de vida que desprende, las enseñanzas que ofrece, todo ello hace que tu vida cambie después de leerlo.

Ver la reseña completa en nuestra página web


La conexión divinaLa conexión divina (Francisco J. Rubia)

Todos sabemos que existen dos tipos de realidades en torno a las cuales giran nuestras vidas: una «externa», mezcla de estímulos externos y construcción cerebral, y otra «interna», a la que no tenemos acceso conscientemente pero que no por ello deja de influir sobre nosotros, una realidad a la que aquellas personas que han accedido a ella opinan que es mucho más real que la propia realidad cotidiana del mundo exterior. De esta segunda realidad, la interna, trata este libro, escrito desde la ciencia (el autor es doctor en Medicina), pero de una ciencia sensible e informada acerca de todas esas creencias y testimonios que habitualmente englobamos bajo el calificativo de «misticismo», de «búsqueda del éxtasis».

Vídeo – nuestra recomendación del mes

Qué es el alma¿Qué es el alma humana? (Urantia desde el amor)

En el programa de Urantia TV «Urantia desde el amor», emitido el 26 de enero de 2022, se llevó a cabo esta conversación acerca del alma humana a la luz de las enseñanzas de El libro de Urantia, en la que se abordaron entre otras cuestiones estas preguntas: ¿Qué es el alma humana? ¿Tiene mente? ¿Puede haber un retroceso en su crecimiento y qué factores influyen? ¿Qué ha pasado con los dones con que nacemos o adquirimos? Para responder estas preguntas había un grupo de lectores destacados del libro de América Latina, entre los que figuraban Marcelino Ramírez, Jairo Miranda, Pablo Morales y John Jairo Arenas.

Navegando por la vida: Los autoengaños del ego

Los autoengaños del egoNos autoengañamos cuando pensamos: yo sé lo que necesitan los demás.

Y si ni tan solo sabemos lo que nosotros mismos necesitamos, mucho menos lo que necesitan los demás. Pero como somos buenas personas, pensamos en los demás.

Otro engaño sutil del ego es pensar que haces las cosas por los demás.

La verdad es que lo hacemos para nosotros mismos (buscamos aprobación, que reconozcan nuestros valores…) y, por supuesto, nos encanta servir a los demás.

La frase o el pensamiento «yo tengo la razón y pienso en los demás, sé lo que es correcto y lo que conviene» es otro autoengaño.

Cómo sé lo que es correcto si los resultados de la vida, las relaciones humanas, la economía, la adaptación a los cambios, etc., me están mostrando que todavía me queda mucho que aprender. Los resultados de mi vida hablan más de mí que cualquier cosa que yo crea.

Otro autoengaño: ayudo a los demás a cambiar.

Puedo darles información o herramientas, pero son los demás los que se cambian a sí mismos; no estoy cambiando a nadie, porque no puedo cambiar a nadie.

Necesito ACEPTAR A LOS DEMÁS COMO SON. Les puedo dar información, pero no depende de mí que cambien o no.

Otro autoengaño: yo sería feliz si las cosas se hiciesen como pienso o como digo.

Con frecuencia caemos en el error de pensar que sabemos lo que conviene a una familia, a una pareja, a unos hijos, a una organización y quizá incluso a un país. No lo sabemos.

Mejor cambiar estos pensamientos y decirnos: «pido ayuda a la vida para entender por qué motivo está pasando lo que está pasando con mi hijo, mi marido, mi organización, etc.»

Y en el caso de que no lo descubra, no importa: lo más sabio es el camino de la aceptación; si pasa es porque ha de pasar. Cuando ya hemos insistido varias veces en querer cambiar una situación o hechos y no lo conseguimos, es mejor llegar a la aceptación.

EL EGO NO SE PUEDE SATISFACER, porque el ego siempre quiere todo lo que no tiene y, por mucho que tenga, siempre se inventará alguna cosa que quiere y que no tiene.

(Assumpció Salat Bertran)

Mi párrafo favorito

Ana Isabel Franco

Mi párrafo favorito - jul 2022Me consideré siempre una persona realista, que por compromiso y responsabilidad permanecía bien informada de todos los acontecimientos mundiales.

Cada día al despertar, con cierto pesimismo, sentía que debía verificar si el mundo seguía girando. Me agobiaban las malas noticias que traía la prensa y la TV sobre injusticias, delincuencia, corrupción, guerras, hambre, enfermedades, abusos y una interminable lista de etcéteras maliciosos.

El peso de estas calamidades era como una roca sobre mis hombros. ¡Cuánta vergüenza sentía de vivir en este planeta salvaje y sin escrúpulos! Mi expectativa sobre el futuro no era alentadora y distaba mucho de imaginar un final feliz para esta tormentosa esfera.

Todo eso cambió cuando conocí El libro de Urantia. Sus enseñanzas me brindaron conocimiento y herramientas nuevas que me facilitaron resignificar y dimensionar la justa medida del proceso en el que nuestro mundo se está desenvolviendo. ¡Qué alivio! Podía respirar tranquilamente, mi planeta no era la aberración del universo.

Fue en ese momento que descubrí, en la última página del libro, una frase corta y sencilla que cargaba un significado tan especial para mí que se convirtió inmediatamente en mi cita favorita.

«No os desaniméis; la evolución humana sigue su curso, y la revelación de Dios al mundo, en Jesús y a través de Jesús, no fracasará.» 196:3.33 (2097.1)

Uno de los significados de desalentar es «quitarle el ánimo a una persona para conseguir un propósito».

Nuestra tarea es hacer lo opuesto: mantenernos con ánimo, valor, brío, para tener fortaleza, disposición, y así resolver con decisión y acción lo que sea necesario realizar.

En mi frase predilecta los reveladores nos dan la amorosa afirmación de no decaer ni dejarnos dominar por el abatimiento o el descorazonamiento. Aseguran, a continuación, que la evolución humana sigue progresando, no importa que no lo haga a pasos agigantados como en una revolución: el proceso evolutivo es lento, sostenido, constante e imparable.

Jesús reveló al Padre Universal a través de sus enseñanzas y con su ejemplo de vida, siendo Dios entre nosotros. Mostró un Dios de amor, infinito, perfecto, justo, recto, misericordioso y bondadoso. ¡El Padre de todos! ¡Cuánto bien le haría a la humanidad abrazar estas enseñanzas y entregar conscientemente nuestra voluntad a la voluntad divina!

Llegar a ese estadio maravilloso, que parece una utopía hoy en día, tiene el éxito asegurado porque los reveladores nos dicen categóricamente que se va a concretar en su momento. El mundo aceptará esta ampliación de la verdad que nos trae la quinta revelación y abrazará al Padre único, descubrirá así que todos somos hermanos. El trabajo de Jesús/Micael se verá como un triunfo de la humanidad, como no podía ser de otra manera, y de su mano nos encaminaremos a las eras de luz y vida.

Aun creyendo firmemente en esto, muchas veces la realidad del salvajismo de los habitantes de Urantia golpea la puerta de mi razón, de nuevo me hielan las noticias. Sabiendo que a un planeta no se le considera que sale de la barbarie mientras un sexo siga intentando tiranizar al otro como sucede aquí, mi ánimo se desinfla lentamente y mi confianza va mermando.

Entonces respiro profundamente y evoco confiadamente mi párrafo favorito con convicción y seguridad.

Esta cita se ha transformado en mi bandera frente al desencanto temporal, es mi himno de esperanza al futuro, mi antídoto ante la frustración y las inevitabilidades.

Tomo ímpetu y renazco con la plena certeza de que vamos a tener el aliento, la capacidad y el discernimiento para continuar la tarea de diseminación de las enseñanzas del Maestro porque el amoroso servicio de Jesús en Urantia ¡NO fracasará!

Cuestionario urantiano: Mora Franco

Mora FrancoMe llamo Mora Franco, vivo hace 22 años en la provincia de Córdoba, situada en el centro de Argentina, en un pueblo pequeño del Valle de Punilla llamado Huerta Grande; anteriormente residí en Buenos Aires, estudié abogacía por mandato paterno, carrera que finalicé y nunca ejercí; luego, estudié Consultoría Psicológica con orientación psiquiátrica, lo cual sí aplico hasta el día de la fecha. Mi estado civil es soltera y, si bien he tenido pareja anteriormente, no tuve hijos y actualmente estoy separada, literalmente mi única familia son los hermanos urantianos ya que toda mi familia sanguínea ya se ha graduado.

  1. ¿Cómo llegaste hasta El libro de Urantia y por qué crees que lo encontraste?

Definitivamente, El libro de Urantia me encontró a mí. Es una historia larga, pero haré una breve reseña. Desde pequeña tuve muchísima curiosidad respecto a muchos temas espirituales, entre ellos los relacionados a las injusticias de la vida, la historia de Jesús y el concepto de Dios. Vivía en Buenos Aires en ese entonces. Educada en colegio católico, mis cuestionamientos llegaron a concluir que a los 9 años de edad casi me expulsaran del instituto, ya que una de las materias a estudiar era el famoso «catecismo», y mis preguntas y confrontaciones ¡resultaban incómodas para todos! jajaja. Por sugerencia del colegio, mis padres me inscribieron en la iglesia del barrio para asistir los fines de semana a los diferentes grupos de niños y jóvenes con la intención de «reencauzarme» (cuacc). Tuve una bendición, a cargo de esos grupos estaba un sacerdote de mente muy amplia, sobre todo para la época, estamos hablando de los 70. El padre Emilio ganó mi confianza con los años y cuando cumplí los 14, 5 años después de conocerlo, me animé a contarle abiertamente todas mis inquietudes espirituales. En ese momento sucedió algo insólito, el mismo sacerdote me dijo: «no eres para la religión católica…, ¡abre tus alas y busca!, hablaremos con tus papás». Y así fue. Hablamos con mis padres, y al ser ellos también muy amplios en su mentalidad, aceptaron que mi búsqueda interna comenzara. Así, a los 15 años comencé a estudiar, con el permiso de mis padres, cábala mística y astrología, aparte de meterme a investigar en cuantas creencias pude: Hare Krisna, budismo, taoísmo, Sekai Kio Seykio, etc. A su vez leía todo lo relacionado con las filosofías orientales, pero mis cuestionamientos continuaban… y ¡más profundamente! Para esos momentos aún asistía al colegio católico de mi infancia, ya en la etapa del secundario, donde finalmente me expulsaron casi casi por herejía, jajaja. Estudiaba algo «judío», asistía a meditaciones orientales y estudiaba astrología ¡y mis padres lo autorizaban!

La cábala cerraba bastante bien en mi ser interno, mas algo faltaba. A mis 18 años, un día al salir del estudio cabalístico, esperando el bus para regresar a casa, se acercó a mí un joven muy especial. No supe definir su edad, era alto, de cara triangular, con pocitos en su rostro, pelo albino con rulos… que me transmitió una paz que jamás había experimentado antes. Me dijo que su nombre era Fernando e inmediatamente me pregunto: «¿Leíste El libro de Urantia?».  Puedo dar fe que al oír la palabra Urantia mi ser íntegro vibró. Le contesté que no, que no lo conocía, e insistió diciendo un «¡buscalo!», y como si nada se fue. Jamás volví a verlo en mi vida.

Al día siguiente, comenté esto en mi grupo de cábala y nadie conocía el libro. Fui a la librería Kier a buscar el misterioso tesoro, y ante mi sorpresa me contestaron que sí lo conocían pero que estaba prohibido su ingreso en el país (Argentina estaba gobernada por la junta militar). Inmediatamente, se acerca otro vendedor y me pregunta qué buscaba; le dije «El libro de Urantia»; con una amplia sonrisa me pidió que regresara al otro día a las 6 de la tarde, y con un guiño de ojo cómplice me preguntó mi nombre. Le contesté y me despedí.  Yo no le pregunté el suyo.

Al día siguiente fui a la librería, busqué al hombre y no lo encontré. Se acercó un vendedor a asistirme y le dije que el día anterior un compañero suyo me dijo que regresara ese día a esa hora para darme algo. Entonces este dice: «¡ah, sí! Tú eres Mora. Fernando dejó un sobre para ti», y me entregó un sobre de papel madera que contenía un cuaderno anillado con hojas A4 escrito a máquina, de unas 200 carillas. Le pregunté cuánto le debía pagar y contestó que nada. Al llegar a casa y comenzar a leer, sinceramente ¡no comprendí absolutamente ni una sola oración! Al día siguiente llevé el cuadernillo a mis maestros de cábala. Lo leyeron y quedaron fascinados por la información que contenía e incorporaron al estudio estos conceptos que ampliaban nuestros conocimientos. Pasó el tiempo y jamás olvidé la palabra URANTIA.

A fines del año 93, una tía viajaba de vacaciones al Caribe y me preguntó qué quería de allí; sin dudar un segundo le dije «¡El libro de Urantia!». Sorprendida, aceptó buscarlo. Y así fue como llegó mi primer libro físico, de tapa azul blanda con hojas de papel arroz amarillas. Todo mi cuerpo vibró al tenerlo en mis manos, pero lo más impresionante fue cuando, al comenzar a leerlo, descubrí que el cuadernillo que 11 años atrás estábamos estudiando eran partes de los documentos de la quinta revelación, solo que en dicho cuadernillo no decía la palabra Urantia en ningún lado ni estaba la vida de Jesús Micael. Estaba condensado, por así decirlo, ¡en las tres primeras partes!

Definitivamente, la quinta revelación me encontró a mí y ¡gracias a mi Ajustador que hizo lo suyo!

2. ¿Cuál fue tu primera impresión al leerlo?

Por lo anteriormente contado, al leerlo vibré cada concepto. Aunque debo decir que la verdad es que aún hoy leo y hay cosas que se resignifican, otras que aún mi mente finita y limitada no comprende. La impresión que tuve fue… ¡guauuuu! ¡Esto es muy lógico! Es realmente una ampliación de las verdades reveladas hasta la fecha en Urantia.

Al final de la primera lectura cerré el libro y pensé: si esto es ficción, ¡lo creo! E inmediatamente me dije que ningún ser humano podría realizar esta obra por imaginación ficticia. ESTA REVELACIÓN ES VERDAD, SENTÍ EN MI INTERIOR.

3. ¿En qué punto de la lectura (documento, frase, etc.) aceptaste que El libro de Urantia es realmente lo que dice ser?

Realmente, no tuve ningún conflicto en aceptar incorporar la revelación en mi vida. Más cuando llegué a descubrir que Jesús en Urantia fue la única encarnación del mismísimo Creador de nuestro universo, el Soberano Creador cumpliendo su última tarea aquí en nuestro planeta. Allí, como un juego de tetris, ¡cerró todo!

4. ¿En qué forma El libro de Urantia ha cambiado tu vida?

Hay un antes y un después, sinceramente. Poder poner en la vida diaria, con las cosas cotidianas, la práctica de la empatía, la paciencia. Intentar ser honesta conmigo misma, brindar amor ante la hostilidad mundana… es una experiencia que hay que sostener. Siento que tengo todas las herramientas para ser mejor persona cada día; ¡hay días que me salen mejor que otros! Jajaja.

5. ¿Ha cambiado la fe que tenías después de leerlo? Si es así, ¿de qué forma?

Siempre tuve fe en un Dios misericordioso y único. Lo que sí cambió fue mi fe hacia Jesús; se acrecentó al conocer su vida, explicada año por año, dio sentido en mí toda su labor y legado. Sí, la cuarta parte de El libro de Urantia reafirmó mi fe en Jesús Micael.

6. ¿Hay algún punto (o puntos) de la revelación que te cueste aceptar?

Me costó al principio un poco aceptar el tema de que los animalitos no poseen alma. Los amo con todas mis fuerzas, y saber que la experiencia de ellos no se pierde me tranquilizó, como saber que tienen ayudantes de la mente, como nosotros, ya que comparten cinco de los siete que nos asisten a nosotros

7. ¿Cuál es la parte que más profundamente te ha impresionado?

Oh, ¡es muy difícil de responder! Me impresiona muchísimo la labor de la Ministra Divina de nuestro universo local, me atrae mucho todo lo referido a la Tercera Fuente y Centro y todas sus derivaciones. Me ha impactado mucho la declaración de igualdad del Hijo Creador con su consorte cuando finaliza sus otorgamientos y es nombrado Hijo Mayor, y su Ministra co-soberana, su par.

8. ¿Cómo entiendes tú eso de «hacer la voluntad del Padre»?

La voluntad del Padre, ¡qué difícil saberlo! Más aún, creo que es algo que se siente. Hay una paz interna que nos lleva a pensar que en esta vida estamos haciendo SU VOLUNTAD. El servicio desinteresado, el ayudar a otro, el querer amansar nuestro temperamento… Estar atentos al aquí y ahora también nos puede ayudar a percibir qué tarea quiere el Padre que realicemos. Considero que dejarse llevar, orar y adorar contribuyen a lograrlo.

9. ¿Has llegado a ser consciente de la presencia de tu Ajustador?

Sí, una vez en un sueño. Luego de años de pedirle a mi Ajustador saber cómo llamarlo, lo soñé ¡y me dijo su nombre! También en situaciones difíciles laborales (trabajo con personas que tienen patologías severas mentales), después de pedirle a mi Ajustador que hable con el Ajustador del paciente, rápidamente las situaciones violentas se calman. Doy fe de esto.

10. ¿Has intentado poner en práctica las enseñanzas del Maestro? ¿Cuál ha sido el resultado?

Lo intento, sí, pero ¡aún me falta afinar algunos rasgos de mi carácter! El resultado es muy maravilloso porque las personas del entorno ven el cambio y les da curiosidad, y al preguntar, puedo hablarles de la Revelación.

11. ¿Crees que El libro de Urantia tiene algo «misterioso» que hace que no todo el mundo se decida a leerlo?

Decididamente, sí. No porque considere que somos elegidos, sino porque la humanidad hoy busca lo fácil, la receta mágica de la autogratificación, todo es rápido. Ya casi todo masticadito. Y sabemos que los atajos no son prudentes. Ser lector y practicante de las enseñanzas de Jesús implica un compromiso espiritual eterno, literalmente. Y creo que las personas hoy día no tienen ese compromiso y no sienten ser hijos de Dios. También estoy convencida que en unos años los hombres buscarán la espiritualidad sinceramente, cuando el materialismo ya no los colme.

12. ¿Hay algo más que quieras decir respecto a El libro de Urantia?

El libro de Urantia es mi gran pasión, leo y releo y sigo aprendiendo. Es mi guía y sostén. Agradezco mi vida mortal en esta época, a pesar de ser tan convulsionada y conflictiva, porque me permite experienciar segundo a segundo el sabor del libro

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