Trabajos – nuestras recomendaciones del mes

FuerzaEsquema sobre fuerza, potencia y energía basado en el documento 42 (Santiago Rodríguez)

En este esquema se nos muestra el ciclo de la materia en sus distintas manifestaciones, partiendo de las definiciones de energía, fuerza y poder que nos ofrecen los reveladores, y de acuerdo con lo que se dice en el documento 42 de El libro de Urantia (La energía: la mente y la materia) e indicando el camino de ida y vuelta al Paraíso.

 


Edén

El Jardín del Edén (Halbert Katzen)

Este artículo trata sobre la ubicación del primer Jardín del Edén. En palabras del autor: «Cuando se publicó en 1955, el mapeo de sonar aún no había proporcionado imágenes suficientemente detalladas del fondo marino del Mediterráneo oriental como para considerar los méritos de las afirmaciones de El libro de Urantia. Hoy, las imágenes del fondo marino del Mediterráneo, creadas con el uso de tecnología avanzada de sonar que se desarrolló más de treinta años después de la publicación de El libro de Urantia, revelan correlaciones con todas las declaraciones de El libro de Urantia sobre la forma, la ubicación y el destino del Jardín del Edén.»


José

José, el padre terrestre de Jesús (Javier Martínez)

En palabras del autor, en esta presentación se propone «apagar la potente luz de Jesús y focalizar la luz que emite José». Para ello, considera los aspectos religiosos y sociales de la época de José, sus ancestros y su familia, cómo se desarrolló su vida y cuáles eran sus creencias, para ofrecer finalmente sus conclusiones y reflexiones finales acerca de la figura paterna que tuvo nuestro Hijo Creador mientras vivió en la Tierra como Jesús de Nazaret.

 


Sé tú el libro

Sé tú el libro (Michael Painter)

En este trabajo, su autor trata sobre la necesidad de vivir las enseñanzas de El libro de Urantia, más que centrarnos en un enfoque puramente intelectual. En primer lugar, se pregunta: «¿por qué nuestra vía de acceso para conocer a Dios está tan dominada por nuestra comprensión intelectual de Dios? Nos hemos auto-limitados a leer la Biblia, El libro de Urantia y otros libros “sagrados”, a escuchar sermones y oradores, a ir a clases o asistir a seminarios, a ir a conferencias y retiros, y a participar en grupos de discusión –todas actividades intelectuales». Pero, como ya podemos imaginar, no es el camino del intelecto el que debemos seguir para progresar espiritualmente, sino el de la experiencia de primera mano.