Asociación Urantia de España
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Luz y Vida – enero 2023

In This Issue

Editorial – enero 2023

M. José Sánchez Santamaría

La imagen de Dios

Editorial ene 23-4José entra en la casa, cansado de un día de trabajo en Séforis. Su saludo, como siempre, es lacónico. No es hombre de muchas palabras. María responde como de costumbre: una palabra de bienvenida, una pregunta sobre su jornada, y cuando él se ha acercado a la mesa de piedra, entonces un gesto que, en ese ambiente de risas y parloteos infantiles, establece entre ellos una corriente de complicidad: una mano que se apoya en el hombro, una palmada cariñosa en la cabeza, un trapo de agua fría con el que se refresca y limpia el polvo del camino acumulado en ese rostro aún joven, pero que empieza a mostrar los primeros surcos.

Lo cierto es que, aunque quisieran hablar más, lo tendrían difícil con Jesús de por medio. Este muchacho habla por los codos. Pregunta y responde con frecuencia. Cuenta todo lo que le ha pasado: que hoy estuvo con los pastores buscando la oveja que se perdió ayer y que estaba caída en un pozo con una pata quebrada; que la cosecha de este año va a ser muy buena porque se lo ha dicho el nieto de Zacarías… «Este crío habla con todo el mundo, ¿cuándo  ayudas a tu madre?», murmura José, queriendo parecer enfadado pero, en el fondo, sonriéndose por su alegría y desparpajo.

José bendice la mesa y comienza la cena, disfrutando todos del pan y las lentejas. Una pequeña familia que, como tantas otras, disfruta de las alegrías y risas de los niños y niñas que comen de la misma olla. La cháchara de Jesús va cesando, apoya la cabeza en la mesa y se queda dormido. María va conduciendo a sus hermanos a la esterilla cercana y José se queda mirando a ese fascinante hijo. Lo intuye distinto, especial. Rememora tantos momentos en los que se ha sorprendido y admirado de su manera de ver a Dios. Como aquella vez en la que hablan de lo que le ha pasado a la vecina Tamar, enferma de lepra, y a la han expulsado del pueblo con pedradas. Tras unos momentos caminando juntos por la colina Jesús pregunta:

—¿Es leprosa porque Dios se ha enfadado con ella?

José no sabe qué contestar, pero Jesús, como siempre, contesta a sus propias preguntas:

—No, Dios no puede ser tan cruel.

José le mira sorprendido y entonces dice al niño:

—Sí, Dios es bueno.

Jesús sonríe, confirmando sus intuiciones, y siguen caminando en silencio. Después de comer juntos, vuelve a la carga con otra pregunta:

—Papá, ¿cómo de bueno es Dios?

—¿Qué quieres decir?

—¿Es bueno como el rabí? —pregunta el niño.

—Es mejor que el rabí de la sinagoga —responde José sin dudar, recordando ciertos hechos acontecidos que prefiere no airear.

—¿Es bueno como un pastor cuando cuida el ganado?

—No, Jesús; creo que Dios es mejor que un pastor-—sonríe José.

—¿Es Dios bueno como un padre? —pregunta Jesús.

José no duda un momento, pues sabe que él mismo es un pecador y a menudo se siente tan indigno que Dios no puede ser como él.

—No, Jesús, Dios es mejor que un padre.

El niño calla y luego se ríe.

José le mira y se pregunta qué vendrá ahora…

—Papá, Dios no puede ser más bueno que tú.

Lo dice sin bromear, con la seriedad que a veces asoma a sus ojos profundos y sonrientes y en ellos ve admiración, gratitud, confianza, amor… José siente un nudo en la garganta y los ojos se le llenan de lágrimas. Se vuelve rápido, pues no quiere que su hijo lo vea así.

Y ahora, en la noche, mientras su hijo duerme, él recuerda esa escena., vuelve a sentir la sorpresa, el estremecimiento al percibir que, cuando este niño le habla de Dios, todo parece distinto y hasta él se siente mejor. Entonces le vence el cansancio y solloza en silencio por todo lo que no entiende, por todo lo que ha quedado en el camino y por todo lo que intuye. María se le acerca, una vez acostados los críos, se sienta junto a él, le limpia las mejillas húmedas con una caricia y, en silencio, abraza a su esposo y también mira a su adormecido primogénito.

¡Qué difícil es hablar de Dios! Cualquiera que lo quiera hacer tiene que saber que seguramente está desvariando un poco, y probablemente Dios se sonríe ante nuestros intentos de entenderlo y describirlo.

Supón que te dijera a ti, lector o lectora de este boletín, que te detuvieras un instante y trataras de explicarle a alguien que no sabe nada de Dios «¿quién es Dios?», «¿cómo es El?». ¿Qué le dirías? ¿Qué palabras utilizarías? ¿Dirías que es un padre, una madre, un amigo? ¿Usarías términos convencionales o nuevas palabras? ¿Le dirías que es amor o que es el diseñador del holograma inmenso de múltiples universos que es la realidad?

En otros tiempos aprendimos a decir que era el Rey de Reyes o el Señor de los Ejércitos. ¿Ahora qué podríamos decir? ¿Llamarlo, en cambio, el Señor de la Solidaridad, el presidente del planeta o el campo cuántico subyacente a toda la realidad?

Qué importante es la imagen que tenemos de Dios, una imagen que muestra nuestra comprensión cada vez más profunda de Él. Año a año, siglo a siglo, lo vamos conociendo mejor. Pero si algo podemos tener claro es que lo que quiera que sea Dios, realmente, es más amplio que nuestras categorías para explicarlo.

Y según cómo creamos lo que es Dios, viviremos la fe de una forma o de otra. No es lo mismo entender a un Dios que espera con brazos abiertos a justos e injustos, o imaginarlo con un martillo descomunal, dispuesto a fulminar al personal que se salga del guion. No es lo mismo hablar de un Dios del Amor que de un Dios de la Ley, de un Ser que nos ha originado y pensado de forma personal a creer que es un Ser impersonal y abstracto que se rige por leyes mecánicas.

Editorial enero 23-1Los lectores de El libro de Urantia tenemos la gran suerte de poder leer decenas de documentos que describen cómo es Dios y cómo Jesús de Nazaret lo manifestó. Por ejemplo, conocemos que Jesús no renunció a sus raíces, sino que expandió y mejoró la imagen que tenían de la Divinidad sus contemporáneos:

El Jesús humano veía a Dios como santo, justo y grande, así como verdadero, bello y bueno. Todos estos atributos de la divinidad los concentraba en su mente como «la voluntad del Padre del cielo». El Dios de Jesús era al mismo tiempo «el Santo de Israel» y «el Padre vivo y amoroso del cielo». El concepto de Dios como Padre no era original de Jesús, pero él exaltó y elevó la idea hasta hacer de ella una experiencia sublime al lograr una nueva revelación de Dios y proclamar que toda criatura mortal es un niño de este Padre de amor, un hijo de Dios. 196:0.2 (2087.2)

Es más, Jesús se sentía totalmente unido a la Divinidad, al Padre o Fuente de Todo. Lo dijo en repetidas ocasiones:

Jesús le respondió así: «¿Tanto tiempo he estado con vosotros y todavía no me conoces, Felipe? Vuelvo a repetiros que el que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decir entonces: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? ¿No os he enseñado que las palabras que digo no son mis palabras sino las palabras del Padre? Hablo por el Padre y no por mí. Estoy en este mundo para hacer la voluntad del Padre, y eso es lo que he hecho. Mi Padre mora en mí y obra a través de mí.». 180:3.9 (1947.8)

Jesús, por tanto, nos da una imagen nueva de Dios. En Jesús se manifestó la imagen más plena de Dios, se mostró el auténtico ser humano. En su manera de hablar de Dios y en su manera de ser humano descubrimos el rostro humano de Dios. Dios y Hombre unidos.

Editorial ene 23-2Nos sorprende y agrada conocer que Jesús, que Dios, no solo se mostró profundo en sus reflexiones y serio, sino también amoroso y sonriente. Juguetón con los más pequeños y analítico con los adultos.

Los niños eran siempre bienvenidos en el taller de reparaciones. Jesús les ponía arena, trozos de madera y piedras junto al taller, y allí acudían en tropel a entretenerse. Cuando se cansaban de jugar, los más intrépidos se asomaban al taller y si veían a Jesús desocupado, se atrevían a entrar diciendo: «Tío Josué, sal a contarnos un cuento largo». Lo sacaban tirándole de las manos hasta que se sentaba en su piedra favorita junto a la esquina del taller con los niños sentados en semicírculo en el suelo delante de él. Y cuánto disfrutaban los pequeños a su tío Josué. Aprendían a reír, y a reír con ganas. Uno o dos de los más pequeños solían trepar hasta sus rodillas y, sentados sobre ellas, contemplaban maravillados sus facciones expresivas cuando contaba sus historias. Los niños amaban a Jesús y Jesús amaba a los niños. 128:6.11 (1416.4)

A sus amigos les costaba comprender la variedad y amplitud de sus actividades intelectuales, su capacidad para pasar plenamente y sin transición de los profundos debates políticos, filosóficos o religiosos a los juegos alegres y despreocupados de los chiquillos de cinco a diez años.

¡¡Qué ser más maravilloso es este Dios que atisbamos en Jesús de Nazaret!! Un ser tan equilibrado que supo morir tan magníficamente como vivió, entero y con una sonrisa.

Editorial ene 23-3Necesitamos tanto en estos tiempos que nuestra imagen de Dios no sea solo una noción teórica, un concepto, sino una manera real de sentir y vivir a Dios, de actuar y amar, al igual que Jesús lo sentía.

¿Qué es Dios para ti? ¿Alguien que nos ayuda o que nos asusta? ¿Alguien que responde o que calla? ¿Está lejos o está cerca? ¿A qué Dios le rezas? ¿A quién te diriges en tus horas de silencio? ¿Es una relación personal con él? ¿Cómo ha ido cambiando en tu vida la imagen que tienes de Él? ¿Sigues creyendo de la misma manera que cuando eras pequeño?

En ser capaces de ir dando respuesta a estas cuestiones nos jugamos mucho acerca de cómo vamos a vivir y de si Dios es solo una referencia lejana, una idea más entre otras muchas o alguien verdaderamente importante a la hora de actuar, soñar y elegir.

Hace siglos, un hombre inquieto y buscador descubrió finalmente la imagen de Dios que le enamoró y cambió su vida. Su corazón buscaba paz, pero tardó en hallarla. Buscó sin descanso saciar su sed de trascendencia en la filosofía, en doctrinas esotéricas y en los excesos, sin lograrlo. Vivió el amor carnal, el amor paternal, el amor de sus amigos y el reconocimiento social, pero nada lo llenaba.

Finalmente descubrió dónde estaba la Paz, dentro de sí:

¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé! y tú estabas dentro de mí y yo afuera,
y así por de fuera te buscaba; y, deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que,
si no estuviesen en ti, no existirían.
Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo;
gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste, y deseo con ansia la paz que procede de ti.

(Agustín de Hipona, Las Confesiones)

Hermoso reto este, escuchar de verdad a quien está dentro, para este principio de año.

Trabajos – nuestras recomendaciones del mes

Meditación y adoraciónCharla sobre meditación y adoración (Mariano Pérez)

En este trabajo, que se ofreció como presentación en una sala virtual, el autor amplía lo que expresó en un trabajo anterior sobre oración y adoración, solo que en este caso se centra exclusivamente en la meditación y la adoración. Según el autor, estos dos conceptos van muy unidos, y se encarga de exponerlo en esta charla, que cuenta con dos presentaciones PowerPoint de apoyo: la primera, sobre la adoración, está disponible aquí; y la segunda, sobre la meditación, se puede descargar aquí.


El Ser SupremoEl Ser Supremo y conceptos previos (Rafael Mondéjar)

Al inicio de este trabajo, el autor nos dice: « Cuando comencé a informarme sobre la existencia del Ser Supremo, tuve la idea de que se trataba de una realidad algo compleja, pero cuando profundicé un poco más, esa complejidad inicial creció en mí hasta alcanzar los límites de una enorme confusión, porque lo que en principio me parecía que era una sola deidad, comprendí que, aunque en efecto así lo sea o lo vaya a ser en un futuro lejano, lo cierto es, que en un presente casi interminable parece tratarse de tres deidades distintas: el Ser Supremo, el Todopoderoso Supremo y Dios Supremo.» Y justamente a desentrañar las diferencias entre esas tres deidades se dedica el autor en su exhaustivo y detallado trabajo.


Hijas de Dios¿Dónde están las Hijas de Dios? (Marion Steward)

Como nos dice la autora: «El Universo está a rebosar de Hijos de Dios, comenzando por el Hijo Eterno, siguiendo por todos los Hijos descendentes, Hijos Paradisíacos de Dios (Hijos Creadores), Hijos Magisteriales e Hijos Instructores Trinitarios; después por los Hijos de Dios de los Universos Locales – Hijos Melquisedek, Hijos Vorondadek, Hijos Lanonandek, Portadores de Vida y numerosas órdenes no reveladas de Hijos Trinidizados. Luego tenemos los Hijos ascendentes –fusionados con el Padre, fusionados con el Hijo y fusionados con el Espíritu, mortales, serafines evolutivos, Hijos Materiales ascendentes, seres intermedios y Ajustadores personalizados». Pero ¿qué pasa con las Hijas? A raíz de esta pregunta, la autora va desarrollando una explicación interesante sobre cómo enfocan los reveladores la diferenciación por géneros.


La búsqueda de la felicidadLa búsqueda de la felicidad a la luz de las enseñanzas de El libro de Urantia (Olga López)

El trabajo comienza con estas observaciones de la autora: «Vivimos en unos tiempos en los que parece que la felicidad es la meta última de nuestra vida, aunque su búsqueda ha sido una constante en la historia de la humanidad… Pero ¿es verdaderamente la felicidad nuestra meta en la vida? ¿Hay una única manera de conseguirla? ¿Se puede encontrar la felicidad en las cosas materiales?». Justamente para responder a esas preguntas, la autora se asoma a las enseñanzas del libro y hace un repaso a las referencias que se hacen sobre la felicidad.

 


 

Historia y enseñanzas – Crónica de la vida de Jesús

La ordenación de los doceRELATO PERIODÍSTICO DE LA VIDA Y ENSEÑANZAS DE JESÚS SEGÚN EL LIBRO DE URANTIA

Os presentamos la siguiente entrega de las crónicas de la vida de Jesús, que en esta ocasión contiene lo que nos cuentan los reveladores en el documento 140 (La ordenación de los doce). Dentro del PDF veréis un botón desde donde acceder al texto del documento desde el sitio web de la Fundación Urantia.

Resumen del documento 140

 

Guía de El libro de Urantia para niños: Jesús a los diez años

Jesús a los 10 añosContinuamos repasando el trabajo secundario Una guía infantil hacia El libro de Urantia, de Mary Livingston. Este es el siguiente capítulo, dedicado a la época en la que Jesús tenía diez años, y comienza así:

«Nació la segunda hermana de Jesús. La llamaron Marta. Los hijos de José y María eran seis, así: Jesús, Santiago, Miriam, José, Simón y Marta. La casa constaba de una sola pieza grande. Pero José construyó otra pieza junto a la casa. Ese cuarto servía de taller durante el día y de dormitorio durante la noche. Fabricó también un pequeño banco de carpintería para Jesús. Por primera vez Jesús contaba con herramientas propias. Con frecuencia trabajaba en el banco y llegó a ser muy hábil en la fabricación de yugos para animales.»

Descarga del capítulo completo en formato PDF

Otros libros de crecimiento espiritual

El cielo no es la última paradaEl cielo no es la última parada (Sheila Keene-Lund)

Sheila Keene-Lund, la autora, es una lectora veterana de El libro de Urantia que en esta su primera obra hace un repaso a título introductorio sobre el contenido del libro de una manera muy amena y comparando con lo que se afirma desde las diferentes ramas del conocimiento humano. Pero no solo eso: también comparte su viaje personal de búsqueda de la verdad, así como las recetas para vivir la vida con propósito y de acuerdo a las enseñanzas del libro. Es sin duda una introducción muy bien planteada y expuesta, que puede llevar a los buscadores de la Verdad a la fuente original: El libro de Urantia.

Vídeo – nuestra recomendación del mes

Vídeo recomendado ene-23

Los fenómenos de reencarnación explicados a la luz de El libro de Urantia (Estudios de los Escritos de Urantia)

El tema de la reencarnación siempre resulta controvertido entre los lectores de El libro de Urantia, pues a pesar de que las enseñanzas del libro son muy claras al respecto (no existe la reencarnación como regreso a este mundo en otro cuerpo), sí que es cierto que hay fenómenos que parecen no tener explicación sin considerar la hipótesis de la reencarnación, como son los niños que recuerdan vidas pasadas. Con la información y la visión general que nos ofrecen las enseñanzas del libro, el autor pasa a plantear en este vídeo unas interesantes explicaciones a estos fenómenos que merece mucho la pena considerar.

Navegando por la vida – El cambio cuesta

El cambio cuestaPodemos ver en nuestra naturaleza humana que el cambio nos cuesta, vemos como muchas personas no hacen un cambio y buscan evitarlo hasta que las cosas se ponen tan feas y se sienten tan mal que ya no pueden seguir como de costumbre.

Esto es un punto observable y certero a nivel individual y a nivel social. Hemos de sufrir una crisis, un trauma, una pérdida, una enfermedad o una tragedia para ponernos a analizar quiénes somos, qué estamos haciendo, cómo estamos viviendo, qué estamos sintiendo y en qué creemos o qué sabemos para cambiar de verdad.

Con frecuencia ha de darse la peor situación posible para que comencemos a hacer cambios positivos para la salud, las relaciones, la profesión, la familia y el futuro. Pero el mensaje es: ¿por qué esperar a que eso pase?

Podemos aprender y cambiar debido a un estado de dolor y sufrimiento, o evolucionar viviendo en un estado de felicidad e inspiración.

La mayoría hacemos lo primero. Para elegir lo segundo, hemos de concienciarnos de que el cambio seguramente comportará cierta incomodidad, algunos inconvenientes, una alteración en nuestra rutina habitual y una etapa de desconocimiento.

La mayoría ya conocemos la incómoda sensación de ser principiantes en alguna cosa. De pequeños pasamos por varias etapas hasta que aprendemos a leer con fluidez. Cuando aprendíamos a tocar el violín o la batería, nuestros padres seguro que desearon, con la cabeza como un bombo, poder ponernos en una habitación insonorizada. Podemos pensar también en el pobre paciente al que para extraerle sangre le toca un estudiante de medicina que, a pesar de tener los conocimientos requeridos, todavía le falta práctica.

Asimilar conocimientos (saber) y adquirir después la experiencia práctica aplicando lo aprendido hasta que la habilidad se convierta en tu segunda naturaleza (saber cómo) es seguramente el proceso que seguiste para adquirir la mayoría de facultades que ahora forman parte de ti (el conocimiento). De la misma manera, aprender a cambiar nuestra manera de mirar y ver la vida, un nuevo mapa o unas nuevas gafas para interpretar la realidad de nuestra vida, comporta unos conocimientos y la aplicación de esos conocimientos, y es un camino que requiere más y más práctica.

Ojalá queramos transitar este cambio de paradigma, este cambio de visión de la vida sin la necesidad de pasar por los estados de dolor y sufrimiento.

(Assumpció Salat Bertran)

Mi párrafo favorito

Luis García Bory

AltruismoAltruismo

«Un carácter fuerte no se forma a base de no obrar mal, sino de obrar bien. El altruismo es el distintivo de la grandeza humana. Los niveles más altos de autorrealización se alcanzan mediante la adoración y el servicio. La persona feliz y eficaz no está motivada por el temor a obrar mal, sino por el amor a obrar bien.» (140:4.6)

Esta es mi sección favorita de El libro de Urantia, por tres razones:

  • Contiene la virtud más deseable: el altruismo. Y nos revela que fomentar dicha virtud en nuestra cotidianidad nos abre el camino a la grandeza espiritual como seres humanos.
  • Al mismo tiempo, crea una asociación clara del significado de dicha grandeza con los más altos niveles del actuar humano: la adoración y el servicio.
  • Por último, vincula dicha grandeza, la felicidad y la eficacia del poseer un carácter fuerte, basado en la decisión consciente de amar el obrar bien.

Ello nos llevaría a concluir que construir un carácter espiritualmente fuerte requiere que elijamos el amor como la fuente de inspiración de nuestro servicio altruista de cada día. Servicio basado en intenciones sinceras de obrar bien, que surjan de la guía divina emergente en la práctica de la adoración cotidiana.

Cuestionario urantiano: Marisé Cantero

Marisé CastroVivo en una ciudad pequeña de la provincia de La Coruña llamada Narón y que está pegada a Ferrol, ciudad en la que nací. Aunque nací en Ferrol, me crie en Las Palmas de Gran Canaria y en San Fernando (Cádiz). Cuando volví a Ferrol con 17 años me sentí tremendamente desgraciada porque mis amigos de la juventud quedaron en San Fernando. Tengo pareja y un hijo de 13 años.

  1. ¿Cómo llegaste hasta El libro de Urantia y por qué crees que lo encontraste?

Llegué a El libro de Urantia porque durante años busqué libros e información alternativa a la que recibí de mi formación académica y religiosa de catequesis. Después de unos años estudiando Derecho abandoné la carrera por una profunda crisis existencial, tuve una experiencia cercana a la muerte y además hacía tiempo que Derecho no era lo que yo en principio pensé que sería. Lo dejé en cuarto y me fui a una Diplomatura que tenía muchas cosas en común con Historia que era lo que realmente me habría gustado iniciar en la universidad. Acabé la diplomatura y me puse a trabajar y me casé. Durante todos estos años caía algún libro o encontraba información siempre pseudoacadémica que encontraba por vías no oficiales, que me iba abriendo la mente y haciendo que me interesara por conocer aquello que no te cuentan ni en el colegio ni en la catequesis. Aunque sabes en tu interior que hay algo más o la intuición, no lo sé. Leí libros de J.J. Benítez, además de conocer los Caballos hubo un libro que me marcó mucho: La rebelión de Lucifer. También compré libros sobre los evangelios apócrifos, los cristianos gnósticos, los cátaros, los caballeros templarios, María Magdalena y Jesús y el Santo Grial… Todas las leyendas que podía haber alrededor del cristianismo me interesaban, siempre fui una amante de la mitología (griega, romana, nórdica, celta, egipcia) y de la Historia antigua. Desde pequeña he creído mucho en Jesús como mi amigo, mi hermano, mi maestro y mi creador que está cerquita de mi pero muchas veces callado… sin hablar, con el que no he hablado muchas veces por vergüenza, y también con el que me he enfadado muchas veces por su silencio… o tal vez sea mi cabezonería y tontería. Al fin, a los cinco años de ser madre, sobre el 2014 descubrí El libro de Urantia en internet, en Facebook y en YouTube, además de ser asidua a la página web de JJ Benítez. No me compré el libro hasta unos meses después.

  1. ¿Cuál fue tu primera impresión al leerlo?

En ese momento estaba en un mal momento personal y sentí al leerlo que era la respuesta a lo que siempre busqué y lloré. Compré la edición latinoamericana en Amazon, y aún no sabía nada de la asociación española de lectores del libro. Empecé a leer los epígrafes que me llamaban la atención, no leí en orden sino lo que quería, enorme libro y tanta información al alcance… aún no lo he leído entero. Encontré el libro porque lo busqué, imagino, y porque lo necesitaba como agua de mayo.

  1. ¿En qué punto de la lectura (documento, frase, etc.) aceptaste que El libro de Urantia es realmente lo que dice ser? ¿En qué forma El libro de Urantia ha cambiado tu vida?

No he necesitado ninguna prueba de que El libro de Urantia es lo que dice ser, soy una persona que se fía de su intuición desde hace mucho y también creo que me enseñaron desde pequeña sobre qué es la fe: creer sin ver ni tocar y sin necesidad de pruebas. Aunque evidentemente yo me alejé de la Iglesia católica porque no creo en muchos de sus dogmas, y no me sentía a gusto con su historia en muchos de sus puntos… y como muchos no te explicaban correctamente las lecturas y las diferencias entre Antiguo Testamento y Nuevo, empecé a buscar fuera de ella las respuestas que no encontraba. Sentía falta de fe en lo que me contaban desde la Biblia o la Iglesia (Antiguo Testamento), sin embargo al leer El libro de Urantia no tuve ningún problema en creer en lo que dice el libro. Ciertamente no tiene mucho sentido creer en un ser seráfico o un ángel, en un Mensajero Solitario que no veo ni conozco ni toco, y sin embargo no creer en lo que me dicen en catequesis o la Biblia, que se supone la hicieron personas. Me costó tanto encontrar El libro de Urantia que me cuesta creer que nadie hable de él en ningún sitio. Soy archivera y estudié Biblioteconomía y Documentación, y nunca había oído hablar de El libro de Urantia hasta que vi vídeos en YouTube y me introduje en las reuniones de Jeannie Vázquez en Facebook.

  1. ¿Ha cambiado la fe que tenías después de leerlo? Si es así, ¿de qué forma?

No ha cambiado mi fe en mucho o de forma radical a antes, simplemente entiendo mejor por qué el mundo es como es. El libro explica cosas que no te explican en ningún otro sitio, de forma que te lo cuentan de una forma menos infantil o fantasiosa. Y saber que hay seres superiores a mí, divinos o perfectos pero no dioses, y que hay otros planetas con vida y que se admita y explique sin complejos… ¡¡me encanta!! Porque es algo en lo que creí siempre. Porque el mundo lleva décadas queriendo demostrar la vida en otros planetas y sin embargo ya hay un libro que les habla de ello y en ningún sitio se menciona. Creo que no es casual que un libro como este en un planeta como este tenga tan poco éxito (en el sentido de bestseller o en un mundo globalizado y en la época de las ciencias de la información).

  1. ¿Hay algún punto (o puntos) de la revelación que te cueste aceptar?

No hay nada que me cueste aceptar del libro, solo de entender.

  1. ¿Cuál es la parte que más profundamente te ha impresionado?

Me impresionó cuando leí por primera vez la descripción del universo central, con qué precisión describe la posición de los planetas o esferas. Me puse a dibujarlo y no me cabía en la hoja…y el nombre de los Melquisedek, con sus escuelas de sabiduría, que me encantó desde el principio y su función, y de los Portadores de Vida y controladores que hace que crea menos en la teoría de Darwin. Me impresionó que tengamos un trozo de Dios Padre, el desconocido abuelo dentro de nosotros y que a partir de lo que ha imaginado Dios Padre ahí está ya a priori nuestro ser desarrollado en la eternidad y que si lo creemos podremos llegar a ese destino. Todo es creer e ir realizándolo a poquitos… y que nuestro antepasado sea el lémur y no el mono.

  1. ¿Cómo entiendes tú eso de «hacer la voluntad del Padre»?

Hacer la voluntad del Padre es hacer aquello que él nos tiene predestinado o preimaginado. Es complicado ponerse a escuchar a ese trozo de Dios Padre, pero creo que si nos paramos un poco e intentamos escuchar pueden salir cosas muy interesantes. El problema es el ritmo acelerado, la información tóxica de este mundo y también los problemas que nos envuelven en el día a día. Además esa frase me recuerda al momento en el que Jesús en el monte del Olivo le dice al Padre que se haga su voluntad y no la suya… puede ser algo parecido.

  1. ¿Has llegado a ser consciente de la presencia de tu Ajustador?

No soy consciente de la presencia de mi Ajustador, pero sé que está ahí, y cuando estás triste o tienes problemas, aunque a veces me olvide de él, creo que puede llegarme su ayuda de alguna forma. Y desde que lo leí tan claramente en El libro de Urantia es una seguridad que nunca antes sentí tan fácilmente, de que realmente somos especiales.

  1. ¿Has intentado poner en práctica las enseñanzas del Maestro? ¿Cuál ha sido el resultado?

Desde pequeña sigo el mensaje de Jesús, es nuestro instinto animal y nuestra torpeza la que nos hace caer en errores y fallos una y otra vez a pesar de conocer el mensaje de Jesús. También sé ahora que la única forma de aprender es a través de la experiencia, que es la que hace que nuestra alma vaya creciendo con cada una de sus decisiones morales. Y a través de nuestra elección poner en práctica lo que nos enseña Jesús.

  1. ¿Crees que El libro de Urantia tiene algo «misterioso» que hace que no todo el mundo se decida a leerlo?

No creo que haya nada de misterioso en El libro de Urantia y que exista para unas personas y para otras no. Simplemente que la persona que no está insatisfecha, o que le va todo espléndidamente o que no está abierta a experiencias espirituales… no creo en las casualidades y si nuestra única motivación es lo material, el prestigio o el qué dirán… no te atrae un libro como El libro de Urantia. Si la gente no se lee la Biblia por qué se va a leer un libro como este que no tiene ningún aval, excepto una Fundación extranjera que nadie conoce y un grupo de gente que reunió unos textos que nadie sabe cómo llegaron a ellos y que todo el mundo que no quiere creer decide que esto es cosa de sectas…

  1. ¿Hay algo más que quieras decir respecto a El libro de Urantia?

Para mí, encontrar El libro de Urantia me ha abierto un mundo de esperanza que no se encuentra en este mundo, pero que te ayuda a vivir aquí; que Jesús sea mi creador y no solo el Hijo de Dios y mi hermano es alucinante; que haya más de un universo y que sean siete es desternillante. Hay muchas cosas que voy leyendo y descubriendo que no sabía, pero que al leerlo dices «¡lo sabía!».

Durante el periodo de pandemia, hablé a través de Zoom con otros lectores y fue un «chute de energía». Y en la medida de mis posibilidades, seguiré abierta y con ganas de conocer cada vez más sobre el libro e intentaré que lo conozcan en mi entorno, aunque ya soy la friki y rara desde hace tiempo.

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