Autor: Leonardo Boff
(Reseña de Luis Salado)
Este librito de 109 pequeñas páginas es para mí como un bombón, pequeño pero intenso. Uno lo paladea, lo degusta y se queda con ganas de más.
Sirve para aquel familiarizado con el mundo de los sacramentos, que se mueve en ámbitos eclesiales y que sin embargo, generalmente, no suele tener claro qué es eso de un sacramento, para qué sirve, con qué se come. Pero igualmente sirve para aquellos que se preguntan el significado de los símbolos. Símbolos trascendentes, que nos remiten a algo que está mas allá de cualquier horizonte, mas allá de cualquier paisaje.
“Cuando las cosas comienzan a hablar y el hombre escucha sus voces, entonces emerge el mundo sacramental”
“Todo vive de un encuentro. En el encuentro del cielo y la tierra, de lo masculino y de lo femenino, del hombre y de Dios, florece y crece la realidad entera de la creación”.
“Para quien contemple todo a partir de Dios, todo el mundo es un gran Sacramento”.
A partir de pequeñas anécdotas reales, transidas de humanidad, Boff nos va desgranando el universo sacramental, haciéndonos derramar lágrimas mas de una vez ante la profundidad de las mismas. El sacramento de la colilla, el sacramento del vaso, el sacramento del profesor de enseñanza primaria, nos hacen caer en la cuenta de por qué el universo sacramental cristiano, que ha sufrido un proceso de momificación ritual, necesita ser explicado, y algo que necesita ser explicado es que habla poco de si mismo, se ha esclerotizado, no es señal.
“Nuestra intención, con este ensayo es la de despertar la dimensión sacramental dormida o profanizada en nuestra vida”.