Libros – El cristianismo es Amor, de Miguel Ruiz de Ayúcar

Autor: Miguel Ruiz de Ayúcar
(Reseña de Joaquín Moguer)

Este libro cayó en mis manos cuando era muy joven, y fue para mí el hallazgo mas importante de mi vida. Fue el aire que avivó la llama, esa llama que todos llevamos dentro desde que nacemos , y que Dios Padre nos da muchas oportunidades en esta vida para que se avive y crezca, siempre que nosotros queramos.

El libro es una iniciación al verdadero cristianismo, al cristianismo Amor, a la palabra y obras de Jesús, basado en los cuatro evangelios en cartas de San Pablo, San Agustín, etc. Comienza con una descripción y práctica de la Caridad:

“¿Qué es Caridad?: La caridad es el amor a los demás que brota en nuestro amor a Dios. Es un afecto del corazón que nos lleva a complacernos en los demás, a buscar su bien, a recrearnos en su felicidad y a entristecernos con sus desgracias. Es amar, es desvivirse por los otros, pensar en ellos, vivir para ellos, olvidarse de sí, emplearse en los demás. Es lo contrario del egoísmo; este reclama todo para su servicio, la caridad se dedica al servicio de todos (…) No se contenta con no hacer mal, el Amor no es un abstinente de males, es un incansable activador de bienes (…) la Caridad es Jesús: cien veces ofendido, cien veces vuelve a perdonar…”

Este libro está escrito para su fácil entendimiento, con citas del evangelio, de las cartas de San Pablo, de San Agustín, de partes del antiguo testamento, de los salmos. También tiene comentarios sobre la vida de Jesús y sobre algunas de sus parábolas. Hay una especie de poema que se llama Ser Bueno, que es una autentica guía de Vida: “Si tienes las manos abiertas mas para dar que para recibir (…) si eres servidor de todos, si cargaste con sus cargas y cada noche tus espaldas van cansadas (…) piensa que eso es ser bueno; sigue adelante esta senda que te queda por avanzar…” También incluye un cuento, “Miguel El Bueno”, que es una delicia, donde se dice: “La Caridad es la faz de Dios que se descubre en algunos hombres que andan por la tierra, y son las manos de Dios que se adivinan en las nuestras”.