Soy Ana Eguren. Vivo en Guadalajara, en un pequeño pueblo rural de España. Trabajo en el área administrativa de un instituto de enseñanza secundaria. Estoy casada y tengo una hija, un hijo y dos perros.
- ¿Cómo llegaste hasta El libro de Urantia y por qué crees que lo encontraste?
Desde que tengo memoria soy consciente de mi búsqueda de Dios. A pesar de que me resultaba más sencillo buscarlo en exterior, en las puestas de sol, en el cielo nocturno, en un paisaje hermoso, en un bebé… también experimentaba algo de luz en mi corazón; aun viviendo una vida satisfactoria sentía la corazonada de buscar más coherencia en mi realidad. Las respuestas a mis inquietudes no las encontré en mi religión, la católica. Es por lo que hace años decidí «hablar directamente», mantener un dialogo unilateral con Jesús de Nazaret. Me considero una lectora ávida y lo que creo que fueron sus respuestas me llegó en forma de libro Caballo de Troya, y este me llevó a El libro de Urantia. Siempre he tenido la certeza de que el encuentro fue algo recíproco; el Maestro aparece cuando el alumno está preparado. El libro de Urantia apareció en mi vida en el justo y adecuado momento, hace aproximadamente 17 años.
- ¿Cuál fue tu primera impresión al leerlo?
Sobre todo, agradecimiento y alegría. Era en el silencio de la noche, cuando podía leer sin interrupciones, que al cerrar el libro surgía un sentimiento de profundo agradecimiento, quizá porque no todos vemos las cosas como son, sino más bien como nosotros somos. La complejidad de la revelación no me desalentó, al contrario. En estos momentos de mi vida su conocimiento supone una responsabilidad, una lealtad aceptada con entusiasmo.
- ¿En qué punto de la lectura (documento, frase, etc.) aceptaste que El libro de Urantia es realmente lo que dice ser?
En cuanto me hice con el libro y busqué en el índice, lo primero fue hojear de manera apresurada y nerviosa el comienzo de la cuarta parte, que era lo que me resultaba familiar. Solo necesité unos instantes de lectura para que el corazón me diera un vuelco. Desde ese primer instante supe que la quinta revelación era la perla que había estado buscando: «Pedid y se os dará».
- ¿En qué forma El libro de Urantia ha cambiado tu vida?
Mi actitud es más abierta a la experiencia y al descubrimiento. También soy más consciente del esplendor y de la belleza que me rodea. Observo que, con más frecuencia, reflexiono más y elijo mis pensamientos. Estos nuevos estímulos me llevan a «rascar con más profundidad» y percibir la bondad en las personas incluso reconociendo al Padre en ellas, y eso me emociona. Desde ese nuevo contexto se me ocurre que tengo la capacidad y la responsabilidad de crear ciertos acontecimientos.
- ¿Ha cambiado la fe que tenías después de leerlo? Si es así, ¿de qué forma?
En estos últimos años mi fe es menos creencia y casi nada de tradición. Desde el ejemplo de la vida de nuestro Maestro, con el discurrir de los años y de las experiencias más o menos conscientes, esa perspectiva ha añadido más confianza en el Padre y son más las veces que delego mi voluntad en Él siguiendo el ejemplo del Maestro. «Es mi deseo que se haga tu voluntad», sin más sigo confiada en los acontecimientos por venir.
- ¿Hay algún punto (o puntos) de la revelación que te cueste aceptar?
Es cierto que algunos documentos me sonaban a literatura fantástica. Los nombres que los reveladores dan a las esferas: Serafington, Divinigton, Salvington, etc. También los temas relacionados con los fándores, el «arpa de Dios» como instrumento de comunicación, me dejaban un tanto estupefacta. Luego la creación tan gigantesca y el número infinito de personalidades me desbordaban, pero en ningún caso me hicieron desistir o dudar de su veracidad ni del fundamento espiritual de la revelación. Todo me resulta más claro y coherente, aunque solo pueda avanzar paso a paso, muy lentamente, en la medida que mi consciencia se va ensanchando.
- ¿Cuál es la parte que más profundamente te ha impresionado?
Sin duda, la vida de Jesús de Nazaret como ser humano mortal, como un agondontero más. Su fe sin condiciones en el Padre Universal, su humildad, su bondad, su carácter comprensivo y amoroso… lo que los reveladores llaman «su arte de vivir».
- ¿Cómo entiendes tú eso de «hacer la voluntad del Padre»?
La forma en que la entiendo es compartiendo mi vida, mis pensamientos, mis experiencias con Él. Mi manera más sencilla de interpretarlo es abrir los ojos y aceptar ver, abrir los oídos y aceptar escuchar, aunque no me resulta fácil a pesar de ser consciente de que sin haber hecho nada, lo tengo todo. Hacer su voluntad es sentirme en verdad hija suya, es participar en la fiesta del amor y de belleza que me rodea. Para mí, es estar atenta a mi consciencia superior.
- ¿Has llegado a ser consciente de la presencia de tu Ajustador?
Quizá haya sido la necesidad de su ayuda y compañía que desde mi juventud he sido, de alguna manera, consciente de una presencia buena y mucho más sabia en mí. Ese sentimiento me hacía y me hace mirar al horizonte de manera positiva. Desconozco si esa presencia es el Ajustador, pero lo cierto es que nunca me he sentido sola.
- ¿Has intentado poner en práctica las enseñanzas del Maestro? ¿Cuál ha sido el resultado?
Sí, sobre todo orando y confiando cada vez más en la voluntad del Padre, que para mí ha sido la enseñanza que más me ha impactado de Jesús. El conocimiento mucho más amplio de su vida, su actitud de amor y misericordia tan plenamente integradas en su personalidad, natural y no forzosa, junto con su paz, su luz y su libertad, sé que son mucho más que una mera comprensión intelectual.
Lo que puedo constatar en mi proceso de aprendizaje es el intento de poner sus enseñanzas en práctica; todavía bastantes personas confunden la amabilidad con la debilidad y eso me pone en guardia, y aunque procuro no ser desconfiada no siempre lo logro.
11. ¿Crees que El libro de Urantia tiene algo «misterioso» que hace que no todo el mundo se decida a leerlo?
En absoluto, si crees que la vida es más que lo que piensas o lo que ves. No es misterioso si buscas respuestas a una existencia coherente. La humildad, la mayor capacidad de aprender y la curiosidad, son desde mi punto de vista facetas imprescindibles para decidir leerlo. Es un gran trasformador de la consciencia, es esfuerzo y quizá eso sea lo «misterioso». Personalmente El libro de Urantia me está ayudando a evolucionar sin tanto sufrimiento y menos resistencia.
- ¿Hay algo más que quieras decir respecto a El libro de Urantia?
Puedo decir que mi experiencia con El libro de Urantia ha sido un bálsamo, una relajación en mis elecciones. Es no perderme en los caminos sin salida sabiendo que la luz está en mí. He cesado de correr de un lado a otro, de resistirme porque ahora sí puedo decir que conozco la naturaleza misericordiosa del Padre. Al sumergirme en su lectura me he encontrado cara a cara con el AMOR que es Dios.