Soy mexicano, vivo en la Ciudad de México. Trabajo como encargado en un almacén. Estoy casado, tengo una hija y dos nietos. Fui presidente de la Asociación Urantia México y actualmente participo en varios grupos de lectura y estudio de El libro de Urantia.
- ¿Cómo llegaste hasta El libro de Urantia y por qué crees que lo encontraste?
Para entender cómo llegué a El libro de Urantia, comenzaré por decirles que fui ateo. No creía en la existencia de un ser divino superior, hasta que mi vida cambió el día en que mi hija recién nacida murió en mis brazos.
Recuerdo que, al llegar del cementerio, me encerré en mi recámara, me acerqué a la pared, cerré los ojos y dije: «Dios, si existes, ayúdame, no puedo más. Si existes, te doy gracias por permitirme conocer a mi hija, cuídala. Ayúdame a conocer la verdad, me siento muy confundido». A los quince días de ese suceso, me ocurrió algo muy raro que me llevó a conocer El libro de Urantia.
Un día, estando en mi negocio, de repente comencé a sentir una gran inquietud por salir a la calle. No sé cómo explicarlo, solo seguí el impulso y salí. No sabía hacia dónde dirigirme. Recuerdo que caminé hasta llegar a un semáforo y me acerqué a un puesto de revistas usadas que había allí. Me puse a mirarlas y tomé dos, una versaba sobre ovnis y la otra era una revista española que contenía un reportaje de una persona que se dedicaba a desenmascarar charlatanes. En el artículo se mencionaba el contenido de El libro de Urantia. Lo que me llamó la atención fue que el reportero era un escéptico que quería desenmascarar El libro de Urantia, pero al no poder hacerlo debido a la veracidad del libro, terminó por recomendarlo. Eso me llamó la atención y decidí comprarlo. Antes de comenzar a leerlo, me dije: «Este libro ha de ser como todos, en alguna mentira lo voy a atrapar». Ya pasaron más de 30 años y hasta la fecha no he podido encontrar ninguna falsedad en él, más bien el libro me atrapó a mí.
Gracias al mensaje de El libro de Urantia, ahora tengo fe en Dios y sé que Él es mi Padre, si persisto en la fe viva, haciendo su voluntad de todo corazón, sé que algún día lo conoceré y volveré a ver a mi hija.
- ¿Cuál fue tu primera impresión al leerlo?
Cuando comencé a leer el libro experimenté muchos conflictos, pues su contenido chocaba con mis creencias. Eso me puso muy mal por varios días, incluso llegué a pensar en quemarlo. Pero dentro de mí algo me decía que esa era la respuesta a mi pedido de «conocer la verdad».
- ¿En qué punto de la lectura (documento, frase, etc.) aceptaste que El libro de Urantia es realmente lo que dice ser?
Acepté que el mensaje del libro es verdadero cuando comencé a experimentar la verdad divina en mi alma. Esa experiencia fue creciendo gradualmente desde el momento en que acepté que Dios es mi Padre. Con el paso del tiempo me fui dando cuenta que mi relación con Él es el resultado de haberme dejado conducir por su Espíritu residente. Al principio, comencé a seguir la guía divina (Verdad, Belleza y Bondad) inconscientemente, siguiendo los impulsos de mi Ajustador, los cuales me condujeron a realizar elecciones y acciones morales en mi búsqueda de Dios. Después de un tiempo tomé la decisión suprema de hacer la voluntad del Padre de todo corazón. Lo curioso es que, después de no creer en Él, ahora vivo en comunión constante con Él, y busco crecer en mi experiencia viva de su verdad Divina y en el servicio amoroso a mis hermanos.
- ¿En qué forma El libro de Urantia ha cambiado tu vida?
Leer y comprender las enseñanzas del libro le ha dado mucho sentido a mi vida. Ahora ya no tomo decisiones morales al azar, ya lo hago con conciencia de Dios. En mi experiencia personal, he descubierto que el servicio amoroso es a semejanza del carácter divino y con conciencia de Él.
- ¿Ha cambiado la fe que tenías después de leerlo? Si es así, ¿de qué forma?
Yo no puedo decir que mi fe haya cambiado después de leer el libro, pues al ser ateo yo no tenía fe. Mi fe comenzó y creció cuando empecé a conocer y a amar al Padre, en mi experiencia personal con Él.
- ¿Hay algún punto (o puntos) de la revelación que te cueste aceptar?
Ninguno.
- ¿Cuál es la parte que más profundamente te ha impresionado?
¡La vida y las enseñanzas de Jesús!
- ¿Cómo entiendes tú eso de «hacer la voluntad del Padre»?
Para mí, hacer la voluntad del Padre es vivir en rectitud divina y con conciencia de Él, pues su voluntad es que seamos perfectos en Divinidad, así como Él es perfecto. La divinidad es su carácter (sus cualidades), esas cualidades son la verdad, la belleza y la bondad. Yo vivo la voluntad del Padre teniendo comunión con Él (oración y adoración) y sirviendo amorosamente a mis hermanos.
Tener fe y hacer el bien por amor al Padre, eso es hacer su voluntad Divina.
Cuando renacemos del espíritu es porque descubrimos en lo más profundo de nuestra alma una ley que proviene del Padre. La ley moral del universo, cuyos principios nos instan a amar divinamente, sin condiciones. Cuando comenzamos a vivir de esa manera, nuestra alma nos insta a actuar correctamente, haciendo siempre el bien por amor al Padre y a nuestros hermanos, juzgando las opciones concretas, aprobando las que son buenas y desechando las que son malas. Atestiguando la autoridad de la verdad divina con referencia al Bien Supremo por el cual se siente atraída. El alma es capaz de reconocer la cualidad moral de un acto concreto que piensa hacer, está haciendo o ha hecho. En todo lo que dice y hace, siempre sabe lo que es justo y recto. Es mediante nuestra relación con Dios que reconocemos las prescripciones de la ley divina: entronizar la ley moral del universo en nuestra alma significa haber aceptado la responsabilidad de vivir libremente el deber universal en cada uno de nuestros actos. Es preciso que renazcamos del Espíritu para que podamos escuchar la voz del Ajustador del Pensamiento en nuestra alma. La integridad de una persona renacida implica y exige la rectitud de la conciencia moral del universo. Esa nueva conciencia comprende la percepción de los principios de la moralidad divina, su aplicación a las circunstancias concretas mediante un discernimiento práctico de las razones y de los bienes, y en definitiva el juicio formado sobre los actos concretos que se van a realizar. La verdad sobre el bien moral, declarada en la ley del universo y reconocida por el dictamen prudente de un renacido, se llama la voluntad del Padre.
- ¿Has llegado a ser consciente de la presencia de tu Ajustador?
Soy consciente de la presencia de mi Ajustador desde el momento en que reacciono hacia el altruismo en respuesta a su guía divina. Yo sigo la guía divina cuando elijo la verdad, la belleza y la bondad, que son la voluntad del Padre.
- ¿Has intentado poner en práctica las enseñanzas del Maestro? ¿Cuál ha sido el resultado?
Vivo las enseñanzas con mi familia o con mi grupo de ciclismo. Cuando voy por la calle me gusta ayudar a los necesitados, ya que es una buena oportunidad para poner en práctica las enseñanzas del Maestro. Cuando les leo la historia del joven que tenía miedo, el resultado es asombroso.
- ¿Crees que El libro de Urantia tiene algo «misterioso» que hace que no todo el mundo se decida a leerlo?
Pienso que muy pocas personas son verdaderos pensadores, esa es una de las razones por la cual muchos no comprenden ni aceptan las verdades elevadas del libro. Para muchos es muy fácil seguir costumbres o que piensen por ellos, nunca se cuestionan nada ni buscan la verdad.
Un verdadero buscador de la verdad primeramente debe tener fe y saber pensar cuál es la acción que desea realizar.
Segundo, preguntarse si la motivación que guía su comportamiento tiene o no contenido moral. Siendo así, entonces debe buscar el motivo subjetivo y personal que guía su acción.
- ¿Hay algo más que quieras decir respecto a El libro de Urantia?
Estoy muy agradecido con mi Padre Celestial, ya que El libro de Urantia fue la respuesta a mi súplica cuando yo era ateo. Gracias a las enseñanzas del libro estoy aprendiendo a vivir la voluntad del Padre. Su contenido esclarecedor y transformador le ha dado esperanza y sentido a mi vida.
El libro de Urantia es un mapa de caminos que nos enseña dónde encontrar el sustento que alimenta nuestra alma; el libro es un banquete estupendo. Gracias a sus bellas enseñanzas vivo satisfecho, en paz con Dios y con todos mis hermanos. Ahora mi meta es hacer la voluntad de mi amado PADRE todos los días.