El ser humano, en su continua evolución, se ha visto condicionado y sometido por el poder religioso; un poder religioso de tal influencia social que, a lo largo de la historia, y con la excusa de su espiritualización, pero con ocultas intenciones de control manipulador y político, le han convertido en un ser escéptico con un rechazo casi total a dichas religiones «salvadoras».
A causa de todas estas falsedades, hipocresías, dogmas, mitos, rituales, etc. que han usado con la intención de mantenerlo en la ignorancia e incultura más opaca, estas religiones han logrado crear un modelo de sociedad escéptica, carente de valores como respeto, moralidad, ética … un perfil humano tan incrédulo, egoísta y sin esperanza de futuro que el sistema de convivencia se ha desfigurado hasta lo absurdo, una convivencia irracional, donde el consumismo, la ostentación, la especulación, la contaminación y muchos más sinsentidos son las bases que sustentan a esta «pobre» sociedad.
Es triste que, siendo como somos una civilización tecnológica y científicamente adelantada, las religiones en general hayan conseguido un preocupante distanciamiento entre ciencia y filosofía espiritual. Han conseguido que valores como crecimiento interior y despertar de consciencia apenas tengan significado; un preocupante desajuste social bastante peligroso, porque la ciencia, con todos sus adelantos tecnológicos, y sin una sólida base ético-moral que armonice esas grandes diferencias entre ambas, podrían llevarnos al caos y hasta nuestra posible aniquilación como civilización.
Deberíamos esforzarnos para motivar esos corazones escépticos, llevarles un mensaje de esperanza real y creíble a aquellos hermanos dormidos y anestesiados; brindar una bocanada de aire fresco a esa sociedad desencantada que intuye un porvenir sin futuro digno; una sociedad que inconscientemente (porque no le quedan más opciones) sigue la dinámica dictada por los intereses económicos y mediáticos (publicidad-consumismo, contaminación, multinacionales), una dinámica manipuladora cuyo interés y resultado final son los suculentos beneficios para sus inversores).
Hablamos de sociedades completas, con esperanzas quebradas y desorientadas que buscan y anhelan una auténtica verdad creíble y sincera … ¡sin engaños! … Una realidad que ilusione nuestras almas, que elimine las desconfianzas entre nosotros; certezas que nos dignifiquen como personas por encima de intereses económicos, diferencias raciales, religiones, nacionalismos, etc.
Entonces me pregunto: ¿cómo llevar esa auténtica verdad al mundo, si hoy en día la sociedad ya no cree en nada, debido a esa contaminación mental de mentiras y engaños por parte de todos los responsables religiosos en complicidad con la política?
¡¡Porque la verdad existe!! ¡¡No es una utopía!!
No es necesario ir a misa, ni santiguarse, ni postrarse en una alfombra ni cantar mantras; no es necesario seguir a ningún gurú, maestro, chamán, guía, iluminado, cura, pastor, anciano, ni líder que dicte lo que tenemos que hacer. ¡Solo necesitamos creer en nosotros mismos! Creer y sentir que esa verdad es auténtica; tener amplitud de miras, una perspectiva con enfoque cósmico … se trata sencillamente de dejarnos guiar por nuestro corazón, por nuestra perspicacia intuitiva.
Si además de hacer caso a nuestro interior, le añadimos algo tan familiar y sencillo como nuestra capacidad de tomar decisiones, ese privilegio puede convertirse en sabiduría para mentes inteligentes, conocimiento que nos permite elegir nuestro destino (borregos o buscadores de la verdad). A ese privilegio le llamamos libre albedrío, ¡pero no es una invención humana! Es la principal ley universal que nos concede esa Fuente Creadora que impide que seamos manipulados por nadie. ¿A qué esperamos entonces? ¡Ya tenemos todos los ingredientes para evolucionar como sociedad (personalidad, carácter, intuición, perspicacia, libre albedrío, etc.)!
¡De verdad! ¿Alguien con estas mínimas capacidades es capaz de creer que estamos solos en este inmenso universo? ¿Únicos? ¿Todo un universo exclusivo para nosotros? ¡Por favor!
Jamás he tenido la más mínima manifestación extrasensorial o paranormal a lo largo de mi vida; y basándome en las facultades que nos otorga esa Fuente, o Energía Única y Eterna … repito, facultades como, perspicacia, intuición, coherencia, capacidad intelectual que permiten la toma de decisiones … ¡Declaro que no estamos solos en el universo, manifiesto (por pura coherencia) que existen innumerables sistemas solares con sus correspondientes planetas habitados! ¡Estoy convencido de la realidad de la vida extraterrestre!
Pero actualmente los que sí creemos nos encontramos con una gran dificultad: debido a la ausencia de verdad de esas religiones, es posible que esta sociedad escéptica tampoco crea en nosotros cuando intentemos acercarnos con información creíble, con mensajes coherentes y sin manipular, con razonamientos lógicos sobre realidades universales. Esta sociedad no debería relacionarnos con las típicas religiones populares. Religiones que, como hemos considerado más arriba, tergiversan la verdad según sus propios intereses. ¿Cómo entonces podemos sensibilizar a una sociedad frustrada y escéptica? ¿Cómo podemos abrir corazones y despertar conciencias con el riesgo de que esas verdades universales se interpreten como otro engaño o religión más?
Va a ser muy complicado que salgan de su escepticismo y vuelvan a creer en expresiones y conceptos como: Dios, Espíritu Santo, Jesús, ángeles, etc.
Al considerar la posibilidad de llevar este tipo de expresiones tan manoseadas, conceptos irrespetuosos usados con intereses manipuladores que provocan rechazo inmediato, me lleva al razonamiento de que, para tratar de invertir esos ánimos incrédulos y escépticos, además de demostrar con ejemplos de vida, nuestro mensaje debería ser más actual, más adecuado a nuestros tiempos.
Es evidente que no servirá para aquellos creyentes convencidos de que su religión es única y exclusiva; sin embargo, hay muchísimas almas que desconfían de lo establecido, son inquietas buscadoras de un verdadero sentido de vida, buscan una realización interior que neutralice sus preocupaciones, una existencia que no implique dolor, sufrimiento, etc. Son muchísimas personas (hermanos), que esperan encontrar una esperanza real y creíble, una ilusión que no les decepcione.
En esta sociedad globalizada somos una inmensidad de buscadores que no nos conformamos con lo que nos ofrece esta sociedad en su actual formato; existe una comunidad inadaptada que sí cree que más allá de nuestro planeta existen otras inteligencias, otros seres parecidos o diferentes, más adelantados o atrasados.
Los que realmente creemos en esa verdad universal, en una verdad de esperanza después de esta vida física, una verdad donde seguiremos cometiendo errores y aprendiendo de ellos, pero siempre con derecho a decidir … si sinceramente creemos que podemos disfrutar de otras vidas, de grandes aventuras cargadas de atractivos presentimientos, de maravillosas oportunidades para seguir perfeccionándonos hasta llegar a nuestro hogar definitivo, hasta esa luz eterna… entonces, y solo entonces, podríamos concluir que todas las energías universales a la fuerza tienen que proceder, emanar, originarse, nacer de una fuente original inagotable.
Si asumimos como lógica que esa Fuente es inteligente y creadora, también deberíamos aceptar que dicha Fuente es conocedora de conceptos como caos, orden y amor. Entonces, si como humanos ya sabemos por experiencia que caos es ausencia de orden y que puede llevarnos a la destrucción, y también sabemos que orden y amor es sinónimo de «vida»… tal certidumbre debería convencernos y llenarnos de esperanza con perspectiva de vida universal y eterna.
Si esa Fuente Original ha de crear o diseñar algo, tiene que basarse en energía de orden y amor, porque lo contrario no tendría sentido. Nos preguntamos: ¿qué puede hacer esa Fuente inteligente para darse a conocer a SÍ misma? ¿Cómo puede enseñarnos toda su estructura, su gestión administrativa y sus leyes universales? ¿Cómo conocerla directamente, si no estamos preparados mentalmente como seres básicos y duales, además de escépticos incrédulos?
Por pura coherencia, dicha Fuente original debería facilitarnos aquellas herramientas y seres especiales necesarios, con enseñanzas fundamentales, lógicas y comprensibles para nuestro nivel intelectual y cultural. Debemos entender entonces que única y exclusivamente con esas personalidades o «hermanos mayores» que nos facilite nuestro gobierno universal podremos entender, respetar y amar sus leyes… hermanos sabios, con conceptos y mensajes elevados pero comprensibles para nuestras limitadas mentes más cercanas a lo instintivo, a lo animal.
Esa gran Fuente de energía inteligente que diseña y pone en práctica el «Gran Escenario Universal» se define a Sí misma como Padre, y como tal, sabe y conoce que solo la energía amor es la única que puede conseguir que toda la maquinaria universal funcione ordenadamente.
Llegado a este punto, considero lógico y coherente que esa Gran Fuente, Actor Principal o Arquitecto Maestro tenga el poder a su vez crear un Hijo, un Hijo primogénito igual al Padre también con personalidad propia, con energía espiritual y características individuales que nos resulten familiares y comprensibles para nuestra mente física.
De igual manera, y fruto de ambos actores principales (Padre e Hijo) puede surgir, y de hecho surge, un tercer actor también con personalidad propia que se denomina Espíritu Infinito; para una mejor comprensión, podríamos definirlo como esa energía mental que nos mueve a entender y sentir la necesidad elevada y altruista de servir a nuestro prójimo, a nuestros hermanos. Una energía que nos induce a cualquier gesto misericordioso de bien común.
Esta sería, de forma sencilla y entendible, la «Familia Original-Universal», de donde nacerán o se co-crearán el resto de las personalidades universales espirituales que colaborarán con nosotros y nos mostrarán el camino de forma sencilla según nuestros conceptos, lenguaje, y cultura humana. Nos enseñarán las distintas formas, modos, leyes y pensamientos elevados para entenderlos, creer en su mensaje, y evolucionar como futuras criaturas universales hacia nuestro hogar natural. ¡Y esto es así! ¡Esto sucederá! Pero con una mochila bien cargada de experiencias que nos serán útiles para servir a otros seres, seres que detrás de nosotros están iniciando su propio trayecto universal en otras galaxias y mundos; ¡y así eternamente!
Moraleja: para evolucionar espiritualmente, no necesitamos ser santos, ni aceptarlos; es suficiente creer sinceramente desde el corazón que existe un Diseñador del Universo, que es real y que hay que aprender a amarlo; sentir en tu interior que verdaderamente somos sus hijos y que por lo tanto Él es nuestro padre y nos ama. Por último, y si de verdad somos capaces de creer en ello, por simple y pura coherencia, deberíamos también creer que todos los seres humanos somos hermanos.