Navegando por la vida – El cuento del bambú japonés

El cuento del bambú japonésCuenta la leyenda que hace mucho, mucho tiempo, dos agricultores caminaban por un mercadillo cuando se pararon justo ante el puesto de un hombre que vendía semillas. Se sorprendieron cuando vieron unas que nunca habían visto.

Uno de ellos preguntó al vendedor qué semillas eran aquellas, a lo que el mercader le respondió que eran semillas de bambú, unas semillas sumamente especiales que venían del lejano Oriente.

Intrigado y con muchísima curiosidad, el agricultor no pudo contenerse y le volvió a hacer una nueva pregunta: «¿y por qué son tan especiales estas semillas?». El mercader le animó a llevárselas, advirtiéndole que lo averiguaría sin mucha complicación, puesto que solo necesitaban abono y agua.

Finalmente la curiosidad se impuso y los dos agricultores decidieron llevarse a casa las semillas de bambú. Las plantaron, regaron y abonaron siguiendo estrictamente todas las instrucciones que les había dado el vendedor.

Tras pasar un tiempo no muy largo, los dos agricultores estaban algo incómodos y apesadumbrados porque el resultado no había sido el esperado: las semillas apenas crecían. Fue entonces cuando uno de los agricultores le dijo al otro que estaba pensando que el mercader les había engañado. Tal era su enfado que finalmente se planteó no seguir regando las semillas ni abonarlas.

Pero el otro agricultor, sin embargo, pensó que no tenía nada que perder, de forma que decidió seguir manteniendo las semillas: cada día volvía a regarlas y abonarlas con mimo. Y así, el tiempo pasaba pero seguían sin dar sus frutos.

No obstante, un buen día, cuando el agricultor estaba a punto de tirar la toalla y dejar de cultivarlas, se sorprendió al encontrarse que el bambú había crecido y alcanzado una altura de 25 metros en apenas 5 semanas.

Este cuento tan bonito y a la vez tan corto nos muestra una de las mejores enseñanzas que podemos recibir en la vida. El bambú tarda siete años en arraigar bien sus raíces a la tierra; una vez pasado este tiempo, a los siete años y seis semanas empieza a crecer vigorosamente.

Los agricultores esperaban que esa planta naciese de la noche a la mañana, como ocurre muchas veces con nuestros proyectos. Quizá pensaron que las semillas no eran fértiles o que les habían engañado. Sin embargo, uno de ellos decidió no abandonar y seguir ofreciéndoles sus cuidados. Este agricultor descubrió, cuando menos lo esperaba, que todo lo que había hecho para verla crecer por fin había dado sus resultados.

Este cuento nos ofrece una moraleja muy interesante, ya que muchas veces pensamos que estamos cansados o no somos capaces, nos desesperamos y perdemos la paciencia.

Sin embargo, cuando uno trabaja día a día por un objetivo con constancia, cuando menos lo esperamos aparecerán los frutos y todo cobrará sentido. No importa si pasan días, semanas o meses: si no perdemos la fe, todo por lo que hemos estado luchando llegará.

Si abandonamos antes de tiempo y dejamos de regar el bambú, esta bonita planta nunca verá la luz ni podremos disfrutar de su belleza. Lo mismo pasará con nuestros sueños: nunca los veremos brillar.

Fuente: https://www.natursan.net/conoces-el-cuento-del-bambu-japones/