Mi párrafo favorito

Mi párrafo favorito - oct 2021(24.5) 1:2.7 La existencia de Dios nunca se podrá demostrar mediante los experimentos científicos ni las deducciones lógicas de la razón pura. Dios sólo se puede comprender en las esferas de la experiencia humana; sin embargo, el verdadero concepto de la realidad de Dios es razonable para la lógica, plausible (recomendable) para la filosofía, esencial para la religión e indispensable para cualquier esperanza de supervivencia de la personalidad.

La mayoría de las personas que nos dedicamos a la lectura de libros casi siempre señalamos, subrayamos, copiamos, referenciamos una serie párrafos porque los consideramos interesantes, esclarecedores o transcendentales.

En El libro de Urantia, que yo leo desde hace varios años, tengo muchos párrafos señalados como favoritos. Si lo inicio por el principio tengo que decir que este es uno de los que me sorprendió en mi primera lectura.

Han pasado muchos años de lectura y estudio para darme cuenta en esta «esfera» de mi existencia que ese párrafo conlleva una verdad muy importante.

Con el tiempo y las experiencias vividas se alcanza cierta madurez mental, y eso nos ayuda a discernir lo consciente de lo subconsciente y de lo superconsciente. Estos tres niveles en los que se mueve la consciencia humana son los que hacen posible que nos demos cuenta de una realidad inevitable.

Tratar de querer conocer a Dios es intentar comunicarse con esa entidad invisible, que no emite palabras pero que sí nos puede aportar una serie de ideas nuevas para poder llegar a tener consciencia de su existencia. Llegar a comprender a Dios es bueno y eso ayuda a comprender la vida y la existencia humana y divina.

Desde nuestras limitaciones que hoy por hoy debemos reconocer, podemos llegar a comprender a un Dios como Creador, a un Dios como Padre, a un Dios como Coordinador y Controlador y, en lo referente a forma personal, como Espíritu.

La ciencia difícilmente podrá demostrar que Dios existe, y sin embargo la necesitamos para nuestra evolución. La filosofía y la religión ayudan a comprender su existencia. ¿Cómo podemos llegar a saber si todo eso es cierto o si simplemente es una ilusión equivocada?

Podemos hacer algo tan sencillo como un examen de conciencia. Una reflexión profunda y sincera acerca de nuestras experiencias de vida. Como somos, como pensamos, como hablamos, como hacemos y el grado de coherencia que existe entre todos esos comportamientos. Si todo ello se encuentra de un modo razonable dentro de una lógica, es que vamos por buen camino.

La conciencia, esa cualidad humana que ayuda de una manera ética y moral a reconocer sinceramente lo bueno y lo malo, va a ser el factor determinante que va a hacer posible sacarnos de la duda.
Todo comienza, a mi entender, en el mundo de las ideas. En la mayoría de las ocasiones las ideas nos dan que pensar, incluso compartimos esos pensamientos, y en ocasiones llevamos a la acción los pensamientos que promovieron aquellas ideas.

Si hay que ser sincero, no tengo muy claro la procedencia de las ideas. Hay teorías que dicen que las ideas se producen de los pensamientos profundos, otras que vienen de inspiraciones reflexivas, otras que provienen de la mente. De momento, me quedo con que las ideas proceden de la mente.

Considero que la mente es la herramienta, la estructura sujeta al tiempo y al espacio que utiliza el cerebro para pensar, percibir o sentir. Para vivir todo tipo de experiencias conscientes e inconscientes. Para desarrollar la intelectualidad, la inteligencia coordinada con la vida emocional que puede llegar a elevar a la persona hasta el nivel donde se encuentra esa entidad invisible, que no emite palabra pero que sí nos puede aportar una serie de ideas nuevas mediante la adoración y la sabiduría.

En la mente hay tres niveles: el subconsciente, el consciente y el superconsciente. La mayoría de los seres humanos se mueven en los niveles subconsciente y consciente. Lo importante es elevarse desde el nivel consciente al superconsciente.

Los seres humanos pensamos, ordenamos, razonamos, priorizamos las ideas. Llegamos a creer, a ver y a vivir cosas más allá de los sentimientos. También se relaciona la mente con otras facultades superiores como el propósito, la voluntad y la aptitud. Así entendido, si dependiera del órgano cerebral, todos los seres humanos tendríamos la misma claridad de propósitos y la misma voluntad para realizarlos. Pero, sin embargo, no es así.

En el cerebro están las bases, pero es la mente la que abre puertas hacia los conocimientos, y un paso más adelante, haciendo uso de la inteligencia, convierte los conocimientos en sabiduría, en experiencia vital. El cerebro es el soporte físico a través del cual se manifiestan las funciones de la mente y se expresan, según los casos, diferentes grados y profundidades de conciencia. El extenso espacio de operaciones en el que funciona la mente es la conciencia. También intervienen las impresiones y percepciones físicas, las emociones, las intuiciones y el mundo de la imaginación. Es todo un universo que se apoya en la materia, pero se amplía hasta planos inconcebibles, hasta niveles superconscientes. Es la que permite un conocimiento reflexivo de nosotros mismos, de nuestras aptitudes y posibilidades. Descubre cambios interiores y descubre el mundo exterior dándole cabida a la propia, íntima e intransferible personalidad.

A Dios se le comprende y se le conoce cuando nosotros llegamos a creer en su existencia y queremos conocerle.

Y termino este articulo diciendo que Albert Einstein tenía un concepto muy profundo sobre lo que es Dios. Él admiraba la idea de un espíritu superior que podemos detectar en los detalles del universo y en la capacidad de nuestra mente de emocionarse ante lo infinitamente incomprensible que es Dios:

«Mi religiosidad consiste en una humilde admiración del espíritu infinitamente superior que se revela en los pequeños detalles que podemos percibir con nuestras mentes frágiles y débiles. Esa convicción profundamente emocional de la presencia de un poder de razonamiento superior, que se revela en el universo incomprensible, forma mi idea de Dios.»
Fuente: https://frases.top/frases-celebres/frases-albert einstein/#Frases_de_Einstein_sobre_Dios

(1766.8) 159:3.12 Una vez que mis hijos se hagan conscientes de la certeza de la presencia divina, esa fe abrirá su mente, ennoblecerá su alma, fortalecerá su personalidad, aumentará su felicidad, intensificará su percepción espiritual y realzará su poder para amar y ser amados.

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