Elogio de la sencillez… de la lectura
Imaginemos que, por una vez nada más, la fortuna nos sonriera brindándonos el inestimable regalo de un encuentro con una criatura angelical. En esta situación maravillosa, sería verosímil que cada uno de los interlocutores se interesara por la vida que lleva el otro. Tal vez el ángel, ante la curiosidad del mortal, le contaría algunas cosas celestiales, nunca vistas sobre la Tierra. Y en merecida reciprocidad, cuando el mortal hablara, ¿qué podría decirle al ángel para mantener su interés? Quizás al principio intentaría relatarle algún acontecimiento extraordinario vivido o referirle algún lugar singular del planeta. Pero al cabo de un rato caería en la cuenta de que, para el ángel, lo más interesante quizá fuera lo que para nosotros es lo más conocido y ordinario. La sencillez de nuestra vida cotidiana sería, a ojos del ángel, lo más «extraordinario». Mostrarles a esas criaturas nuestra vida cotidiana, nuestra vida constreñida por el tiempo y el espacio, la vida corriente con sus rutinas y aprendizajes, eso sería lo que estos seres podrían admirar y encontrar extraordinario por contraste con sus vidas perfectas.
¿No sería entonces importante valorar tantas actividades y aprendizajes de nuestra estancia en este planeta, que por ser sencillos y cotidianos no reconocemos como significativos y maravillosos.? Aquí en Urantia estaremos una sola vez. Tras la muerte nos esperan nuevas experiencias, pero estas experiencias siguen el hilo de lo vivido en nuestro planeta. ¿Nos damos cuenta de la cantidad de aprendizajes que estamos realizando ahora y que continuaremos tras la muerte?
Pues un ejemplo de un acto cotidiano, de gran valor, que en nuestro planeta disfrutamos millones de personas y que seguramente ampliaremos en los mundos morontiales se refiere a la LECTURA y la ESCRITURA. Un acto que los primeros civilizadores de nuestro planeta no descuidaron, como podemos leer en la organización de los cien de Caligastia hace miles de años en diferentes grupos de trabajo:
«4. El cuerpo docente para la difusión y conservación del conocimiento. Este grupo organizó y dirigió los esfuerzos puramente didácticos de aquellas edades primitivas. Fad la presidió. Los métodos didácticos de Fad consistían en la supervisión del sistema de empleos, acompañada de instrucción en métodos mejorados de trabajo. Fad formuló el primer alfabeto e introdujo un sistema de escritura. Este alfabeto contenía veinticinco caracteres. Como material de escritura, estos pueblos primitivos utilizaron la corteza de los árboles, placas de arcilla, láminas de piedra, una forma de pergamino hecho de pellejos amartillados y un tipo tosco de material parecido al papel, extraído de los nidos de las avispas. La biblioteca de Dalamatia, destruida al poco tiempo de la deslealtad de Caligastia, comprendía más de dos millones de constancias separadas y se la llamaba “la casa de Fad”».
La lectoescritura que quisieron fomentar en la comisión presidida por Fad es algo que está al alcance de millones de personas ahora y que transforma todos los días nuestra vida. Fue una actividad que los seres celestiales valoraron tanto que, en esta quinta revelación, se decidió realizar la ampliación de la Verdad en forma de libro. Un libro desglosado en diversos documentos, auspiciados y formulados en inglés a partir de 1934.
El miércoles 12 de octubre de 1955 se hizo realidad la publicación del libro completo de Urantia. Dicha publicación coincidió con el aniversario del descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492. Fue en aquellos tiempos, según los miembros de la comisión de contacto, que los intermedios de Urantia enviaron una petición formal a los gobernantes del superuniverso, los Ancianos de los Días, en la que solicitaban impartir una nueva revelación a nuestro mundo, Urantia. Deseaban incluir más sobre Jesús de lo que estaba contenido en los cuatro evangelios del Nuevo Testamento. No fue hasta los tiempos de la quinta revelación de época que los intermedios recibieron la respuesta a su petición previa: el permiso para incluir la cuarta parte de El libro de Urantia, la vida y las enseñanzas de Jesús.
Ahora, en el año 2021 y en este mes de octubre, celebramos el 66º aniversario de su impresión en papel y también tenemos un evento extraordinario como es la nueva revisión de la traducción al español de El libro de Urantia. Ha culminado un enorme esfuerzo realizado por un equipo durante años. Un trabajo que ha supuesto un reto logístico, de consenso y respeto al texto original, y que podremos disfrutar en su versión en línea (y pronto en papel físico).
Y es que El libro de Urantia, sus diferentes partes, sus maravillosos conceptos, su acercamiento inigualable de la figura de nuestro amado Jesús de Nazaret, ahora va a estar más a disposición de millones de lectores del mundo hispano. Una maravillosa noticia en un mundo sediento de buenas noticias.
Los viejos libros polvorientos y arrinconados ya tuvieron su momento de esplendor, y ahora reposan en estanterías olvidados de los lectores. Pero El libro de Urantia busca convertirse en algo radicalmente vivo y ajustado a nuestras circunstancias personales. Se trata de conocer la Verdad con nuestra experiencia y no solo con nuestro asentimiento intelectual en discusiones en foros o en investigaciones. No solo compartir citas del libro sino actuar creyendo que, cada vez que interaccionamos con otra persona, estamos disfrutando del encuentro con el Dios que vive dentro de nosotros. Una religión personal que trata de buscar el tesoro escondido en lo más profundo de nuestro SER: a Dios mismo, nuestro amigo y compañero inseparable, nuestro verdadero Yo. Esa sería la verdadera y maravillosa espiritualidad VIVA que promueve El libro de Urantia.
Le preguntaron al maestro zen:
—¿Qué es la espiritualidad?
—La espiritualidad —respondió— es lo que consigue proporcionar al hombre su transformación interior.
—Pero si yo aplico los métodos tradicionales que nos han transmitido los Maestros, ¿no es eso espiritualidad?
—No será espiritualidad si no cumple para ti esa función. Una manta ya no es una manta si no te da calor.
—¿De modo que la espiritualidad cambia?
—Las personas cambian, y también sus necesidades. De modo que lo que en otro tiempo fue espiritualidad ya no lo es. Lo que muchas veces pasa por espiritualidad no es más que la constancia escrita de métodos pasados.
El libro de Urantia exalta precisamente esta transformación interior, pues busca «ampliar la conciencia cósmica y elevar la percepción espiritual» (0.0.2):
100:2.6 (1096.3) El objetivo de la autorrealización humana debe ser espiritual, no material. Las únicas realidades por las que vale luchar son divinas, espirituales y eternas.
Y se trata de fomentar este magnífico objetivo para nuestras vidas con la nueva revisión de la traducción de El libro de Urantia al español. Un elemento simple: el libro. Una lección extraordinaria dentro: el encuentro personal con Dios.
Un encuentro que está a nuestra disposición de forma cotidiana, a la vuelta de la página, volatilizando así la pobreza del neoliberalismo material y tecnocrático que nos circunda. ¡Qué belleza tiene la cotidianidad de lo sencillo! Disfrutemos de la lectura, disfrutemos de este boletín mensual de la Asociación Urantia de España, disfrutemos de esta asombrosa existencia en este planeta, Urantia.
Cuando el maestro zen alcanzó la iluminación, escribió lo siguiente para celebrarlo: «¡Oh, prodigio maravilloso: puedo cortar madera y sacar agua del pozo!».