Antecedentes
El siguiente artículo es una breve introducción a mi principal proyecto de investigación y escritura, que tiene que ver con la búsqueda astronómica y la identificación de aquellas estrellas, asterismos y constelaciones asociados con los mundos celestiales de nuestro universo local de Nebadón, tal como se revela en la publicación de 1955 conocida como El libro de Urantia. En concreto, esos cúmulos de esferas arquitectónicas creadas de forma divina y conocidas en El libro de Urantia como Jerusem, Edentia y Salvingtón.
Dado que El libro de Urantia no revela de manera explícita la ubicación de estos lugares, debemos recurrir a otras fuentes de información tanto antiguas como modernas para intentar desvelar estos secretos. Tras años de estudio de El libro de Urantia he identificado al menos un pasaje clave que nos da una pista indispensable que acota enormemente la búsqueda de Edentia, el cielo de la constelación. He aquí la historia.
Prefacio
La búsqueda de estos lugares celestiales es realmente un programa multidisciplinar que se solapa con los tres grandes campos de estudio de la humanidad, que yo defino a grandes rasgos como las humanidades, la religión y la ciencia, y con las docenas de disciplinas y campos de especialización que se engloban bajo esos títulos generales.
Se remontará a decenas de miles de años, hasta el paleolítico superior (a finales de la Edad de Piedra) y mucho antes de los albores de la historia registrada, y sin embargo también depende en gran medida de los complejos datos astrofísicos generados recientemente, a partir del año 2000 d.C. Mientras tanto nos adentraremos en la arqueoastronomía, la astrología, los pasajes bíblicos de interés, los miles de años de culto a los toros y sus múltiples facetas a través del tiempo y de las naciones, los estudios mitraicos, los mitos y la sabiduría general transcultural sobre estrellas y constelaciones, y mucho más.
Para mí, empezó en realidad hace mucho más tiempo de lo que me di cuenta en su momento, en mi juventud y adolescencia. A los catorce años me regalaron mi primer telescopio, un refractor que todavía tengo y utilizo. También fue la época en la que empecé a coleccionar mapas estelares, libros de astronomía e incluso obras complejas sobre mecánica celeste. Lo hice de forma automática, sin tener ni idea de a dónde me llevaría todo aquello, y casi todo estaba más allá de mi comprensión en aquel momento. Y aún había otras curiosas «señales» en el camino que prefiguraban lo que me esperaba. Solo décadas más tarde me encontré con El libro de Urantia y me di cuenta de que tal vez era posible localizar esos lugares celestiales con precisión, o al menos por sus coordenadas ecuatoriales, que es lo más cerca que podemos llegar.
Pero puedo decir una cosa con seguridad sobre esta búsqueda: no hay ninguna fuente en la tierra que diga de manera explícita dónde están esos mundos celestiales, ni siquiera El libro de Urantia. Por eso estas ubicaciones han permanecido ocultas durante mucho tiempo y no conozco a nadie más que pretenda decir con confianza dónde están. Es verdad que nunca podría haber surgido sin la Revelación Urantia, pero sin embargo todas las demás fuentes numerosas que he mencionado antes brevemente desempeñan un papel clave en esta búsqueda. Creo que he sido capaz de descifrar este conocimiento codificado de los cielos debido a la inusual amplitud del material pertinente que hay en mi colección, que tiene muchos clásicos del campo, y mi lectura de los datos astronómicos y astrofísicos más recientes en forma de documentos técnicos. Pero a menudo oímos o hablamos de tener una «llave» para abrir algo, y puedo decir que es verdaderamente cierto en lo que respecta a mi identificación de la ubicación inicial de Edentia.
La llave
El pasaje de El libro de Urantia que es esa llave procede del documento 41, «Los aspectos físicos del universo local»:
(456.3) 41:1.4 Diez Centros Supremos de Poder de la quinta orden están asignados a cada una de las subdivisiones primarias de Nebadon, a las cien constelaciones. En vuestra constelación, Norlatiadek, no están estacionados en la esfera sede, sino que están situados en el centro del enorme sistema estelar que constituye el núcleo físico de la constelación. En Edentia hay diez controladores maquinales asociados y diez frandalanks que están en conexión perfecta y constante con los centros de poder cercanos.
Cuando pensamos en las docenas, e incluso cientos, de pasajes potenciales que servirían para desvelar estos misterios, naturalmente te preguntarás ¿por qué este? Las tres palabras clave anteriores son «enorme sistema estelar», lo que nos indica que el cielo de la constelación de Edentia se encuentra en un cúmulo de estrellas. Las siguientes preguntas son: ¿qué tipo de cúmulo estelar y cuál?
Cúmulos estelares globulares y abiertos
En general, la astronomía reconoce dos grandes tipos de cúmulos estelares: los globulares y los abiertos. Un cúmulo globular es una densa colección esférica de estrellas fuertemente unidas gravitacionalmente, que orbitan alrededor de un núcleo galáctico. El nombre de esta categoría de cúmulos estelares deriva del latín globulus, que significa esfera pequeña. Los cúmulos globulares se encuentran en el halo de una galaxia y contienen muchas más estrellas que los cúmulos abiertos, menos densos, que se encuentran en el disco de una galaxia.
De los dos tipos, los cúmulos estelares globulares son una variedad especial que se encuentra principalmente en el halo de la Vía Láctea y se encuentran a enormes distancias. Están casi diferenciados y separados de la Vía Láctea, a diferencia de los tipos incrustados e integrados, como el cúmulo estelar abierto, que se encuentran en el disco. El cúmulo estelar abierto más conocido e importante para nosotros en la Tierra es el de las Pléyades, aunque no es la ubicación de Edentia. Debido a la relativa proximidad, brillo y belleza de las Pléyades ha captado mucha atención a lo largo de la historia, a menudo excluyendo otros cúmulos estelares importantes como las Híades. Pero hay una distribución regular de cúmulos estelares abiertos, y los más cercanos son las Híades, las Pléyades, la Colmena, el cúmulo estelar de Coma, el Joyero, etc.
La Burbuja Astrofísica Local y las Nubes
En la época en que se publicó El libro de Urantia, en 1955, no se conocían localizaciones astronómicas o estructuras astrofísicas que pudieran correlacionarse con el conocimiento impartido sobre las unidades administrativas básicas conocidas como el «sistema» o la «Constelación», tal como se define en los siguientes pasajes:
15:2.3 (166.2) 1. El sistema. La unidad básica del supergobierno está compuesta de unos mil mundos habitados o habitables. Los soles resplandecientes, los mundos fríos, los planetas demasiado cercanos a los soles calientes y otras esferas no adecuadas como moradas para las criaturas no están incluidos en este grupo. A estos mil mundos adaptados para mantener la vida se les llama un sistema, pero en los sistemas más jóvenes, sólo un número relativamente pequeño de estos mundos puede ser habitado. Cada planeta habitado está dirigido por un Príncipe Planetario, y cada sistema local tiene una esfera arquitectónica como sede central, estando gobernada por un Soberano del Sistema.
15:2.4 (166.3) 2. La constelación. Cien sistemas (unos 100.000 planetas habitables) forman una constelación. Cada constelación tiene una esfera sede arquitectónica y está presidida por tres Hijos Vorondadeks, los Altísimos. Cada constelación tiene también como observador a un Fiel de los Días, el embajador de la Trinidad del Paraíso.
15:2.5 (166.4) 3. El universo local. Cien constelaciones (unos 10.000.000 de planetas habitables) constituyen un universo local. Cada universo local tiene un magnífico mundo sede arquitectónico y está gobernado por uno de los Hijos de Dios Creadores coordinados de la orden de los Migueles. Cada universo está bendecido por la presencia de un Unión de los Días, el representante de la Trinidad del Paraíso.
Aparte de nuestro sistema solar y luego subiendo a estructuras mucho más grandes como el cinturón de Gould y el brazo de Orión a escala galáctica, gran parte del nivel intermedio de detalles astronómicos que podríamos identificar como parte de un «sistema» o «constelación» según la revelación faltaba hasta hace unos veinte años cuando se descubrieron los detalles de la Burbuja Astrofísica Local y la red de nubes interestelares que pueblan esta enorme burbuja.
Antes de este conocimiento más reciente y bastante detallado de la burbuja y las nubes astrofísicas, existía la comprensión del medio interestelar, que se remonta a siglos atrás, originalmente de una forma diferente denominada «éter lumínico» anterior a la teoría electromagnética, etc.
En pocas palabras, el medio interestelar (ISM son sus siglas en inglés) es la materia y la radiación que existe en el espacio entre los sistemas estelares de una galaxia. Esta materia incluye gas en forma iónica, atómica y molecular, así como polvo y rayos cósmicos, y llena el espacio interestelar y se mezcla suavemente con el espacio intergaláctico circundante. La energía que ocupa el mismo volumen, en forma de radiación electromagnética, es el campo de radiación interestelar.
El medio interestelar se compone de múltiples fases en función de si la materia es iónica, atómica o molecular, y de la temperatura y densidad de la materia. El medio interestelar se compone, principalmente, de hidrógeno, seguido de helio, con trazas de carbono, oxígeno y nitrógeno. Las presiones térmicas de estas fases se encuentran en un equilibrio aproximado entre ellas. Los campos magnéticos y los movimientos turbulentos también proporcionan presión en el ISM, y son por lo normal más importantes dinámicamente que la presión térmica. El ISM desempeña un papel crucial en la astrofísica debido a su papel intermedio entre las escalas estelar y galáctica.
El desarrollo posterior de la comprensión del medio interestelar es la asignación de dimensiones, límites y contornos reales a estas tenues «estructuras» llenas de plasma electromagnético que son las burbujas y nubes antes mencionadas. La forma en que se ha logrado se ha visto facilitada por una creciente base de datos ultravioleta y óptica de observaciones de alta resolución espectral de la absorción interestelar hacia las estrellas cercanas. Dichas observaciones permiten conocer las propiedades físicas (por ejemplo, la temperatura, la velocidad turbulenta y el agotamiento en los granos de polvo) de la población de nubes cálidas (por ejemplo, 7000 K) que residen dentro de la Burbuja Local.
Opino que estas burbujas y nubes son lo mismo que las constelaciones y sistemas de El libro de Urantia.
Veamos en detalle un pasaje concreto de El libro de Urantia que solo puede entenderse desde la perspectiva de nuestra mayor comprensión de la Burbuja Local y las nubes interestelares.
He aquí la cita:
41:10.5 (466.4) Urantia está relativamente aislada en las afueras de Satania, pues vuestro sistema solar, con una sola excepción, es el que se encuentra más lejos de Jerusem, mientras que Satania misma está cerca del sistema más exterior de Norlatiadek, y esta constelación está atravesando ahora la periferia exterior de Nebadón. Figurabais realmente entre los más pequeños de toda la creación, hasta que la donación de Miguel elevó vuestro planeta a una posición de honor y de gran interés para el universo. A veces el último es el primero, mientras que el más pequeño se convierte realmente en el más grande.
Adjuntamos dos imágenes: una representa la Burbuja Astrofísica Local (la constelación de Norlatiadek) desde una perspectiva norte en amarillo y azul, y la otra muestra parte de la Nube Interestelar Local (el sistema de Satania). La imagen de la nube interestelar ilustra el hecho bien establecido de que nuestro sistema solar se encuentra efectivamente en el borde mismo de nuestra nube local. De hecho, estamos tan cerca del borde de esta nube que el sistema estelar más cercano a nosotros, que es el sistema estelar binario Alfa Centauri y su tercera compañera lejana, Próxima Centauri, a solo 4 años luz de distancia, están en una nube vecina apodada la Nube G. La Nube G se encuentra entre nuestra nube local y el centro galáctico que le da nombre.
La declinación de Alfa Centauri es de menos 60 grados por debajo del ecuador celeste. Tanto los cielos del sistema como de la constelación están en el norte, es decir, por encima del ecuador celeste, especialmente Algol (Jerusem) que está en el punto medio de la bóveda celeste con una declinación de casi más 41 grados. Nuestro mundo y el sistema solar de Monmatia están en el extremo sur de Satania, como relata el pasaje anterior.
Además, el diagrama de la Burbuja Astrofísica Local muestra que nuestro sistema solar está bastante alejado de las Híades, hacia la parte exterior de la Burbuja Local (constelación) con solo un sistema más alejado, que es la Nube G, en la imagen la zona por encima de nuestro sistema solar. ¿Ven en esta imagen de la Burbuja lo lejos que están las Híades y Algol? Esas son las ubicaciones de Edentia y Jerusem respectivamente. Las Híades son el único cúmulo estelar abierto de nuestra Burbuja Local, y nuestro sistema solar y la nube local están en una relación cinemática y gravitacional directa con este «enorme sistema estelar». Así pues, la astronomía y la astrofísica más recientes sostienen la veracidad y exactitud de las afirmaciones de El libro de Urantia arriba mencionadas sobre el sistema de Satania y la constelación de Norlatiadek.
Conclusión
De acuerdo con lo que he expuesto anteriormente, nuestra mejor hipótesis de trabajo es la siguiente: «La sede de la constelación de Norlatiadek, conocida como Edentia en El libro de Urantia, se encuentra en el cúmulo estelar abierto de las Híades».
En entregas posteriores examinaremos las demás pruebas extensas que apoyan mi hipótesis de que Edentia es la constelación de Tauro, y está más concretamente en las Híades. Con el tiempo, cuando hayan examinado las pruebas que presentaré, estoy seguro de que estarán de acuerdo en que esto es prácticamente indiscutible.
Tras el examen de las Híades, pasaremos a mi descubrimiento de Jerusem, cuyo sistema estelar más cercano es la importante estrella binaria eclipsante Algol, o Beta Persei, la segunda estrella más brillante de la constelación de Perseo y el Ojo de la Medusa.