La inmensa utilidad de lo inútil
Pensemos en un invento de gran alcance, como por ejemplo la electricidad. Estaríamos en un mundo diametralmente diferente al actual de no existir la electricidad y la infinidad de artilugios, aplicaciones, electrodomésticos, redes sociales, Inteligencia Artificial, etc., que se nutren y existen gracias a ella. ¿Os imagináis un mundo sin electricidad? A más de uno nos entraría un gran escalofrío al imaginarlo.
Las investigaciones de científicos como Ampère o Faraday sobre la electricidad nos han posibilitado una infinidad de aplicaciones útiles para nuestra vida cotidiana, es cierto. Ahora bien, en ningún momento de sus interesantes carreras estos científicos estuvieron interesados en investigar la utilidad práctica delo que estudiaban. Por ejemplo, Faraday estaba exclusivamente absorto en desenredar los enigmas del universo; al principio enigmas químicos, más tarde enigmas físicos. Al final la utilidad apareció, pero nunca fue el criterio al que someterse para realizar incesantes experimentos.
Un sencillo e interesante ensayo de Abraham Flexner de 1937, «La utilidad de los conocimientos inútiles», nos muestra de forma magistral este y más ejemplos para explicarnos que la ciencia tiene mucho que enseñarnos sobre «la utilidad de lo inútil». Este científico/pedagogo estadounidense nos muestra un fascinante relato de la historia de algunos descubrimientos, para mostrar cómo precisamente aquellas investigaciones científicas teóricas consideradas más inútiles, por estar privadas de cualquier intención práctica, han favorecido de forma inesperada aplicaciones, desde las telecomunicaciones hasta la electricidad, que después se han revelado fundamentales para la humanidad.
Se trata de cuestiones fascinantes que, sin embargo, podrían conducirnos demasiado lejos. Centrémonos ahora en la vital importancia de aquellos valores que no se pueden pesar y medir con instrumentos ajustados.
Todo puede comprarse, es cierto. Desde los parlamentarios hasta los juicios, desde el poder hasta el éxito: todo tiene un precio. Pero no el conocimiento: el precio que debe pagarse por conocer es de una naturaleza muy distinta. Ni siquiera un cheque en blanco nos permitiría adquirir instantáneamente lo que solo puede ser fruto de un esfuerzo individual y una inagotable pasión. Nadie, en definitiva, podrá realizar en nuestro lugar el fatigoso recorrido que nos permitirá aprender. Sin una gran motivación interior, el más importante título académico adquirido con dinero no nos aportará ningún conocimiento verdadero ni propiciará ninguna metamorfosis del espíritu.
El libro de Urantia nos insta en repetidas ocasiones justamente a aprender, ampliar nuestros conocimientos, errar y explorar este fascinante universo en el que hemos nacido, pues ese bagaje aprendido será nuestro para siempre. Un bagaje intangible pero imperecedero de nuestra alma.
La curiosidad, el espíritu de investigación, el instinto de descubrimiento, el impulso a la exploración, es parte de la dote innata y divina de las criaturas evolutivas del espacio. 14:5.11
Pero hay algo más. Solo el saber puede desafiar una vez más las leyes materiales del mercado. Podemos poner en común con los otros nuestros conocimientos sin empobrecernos. Puedo enseñar a un alumno la teoría de la relatividad o puedo mostrar a un amigo un poema, y eso enriquece al mismo tiempo al que da y al que recibe.
Ciertamente no es fácil entender, en un mundo dominado por lo material y lo aparente, la utilidad de lo «inútil». Es doloroso ver a los seres humanos en este desierto materialista que ahoga el espíritu muchas veces por el interés en acumular dinero y poder. Es doloroso ver a mujeres y hombres empeñados en una insensata carrera hacia la tierra prometida del beneficio y en la que todo lo que nos rodea (los demás seres humanos, los objetos, la naturaleza) no despierta interés alguno. Es doloroso ver a seres humanos con los ojos fijos en la apariencia, el éxito en redes sociales, pero que no entienden la alegría de los pequeños gestos cotidianos, ni descubrir la belleza que nutre nuestras vidas: una hermosa canción, una puesta de sol, una mano amiga que nos agarra o un buen libro que nos alegra el alma.
El libro azul nos muestra que todo está cuidadosamente planificado para que busquemos y descubramos por nosotros mismos las perlas de la vida, sabiduría que llevaremos con nosotros en la eternidad.
- ¿Es el valor —la fuerza de carácter— deseable? Entonces el hombre debe criarse en un ambiente en el que sea necesario bregar con las dificultades y reaccionar ante las desilusiones.
- ¿Es el altruismo —el servicio a los semejantes deseable? Entonces la experiencia de la vida debe asegurar que se encuentren situaciones de desigualdad social.
- ¿Es la esperanza —la grandeza de la confianza— deseable? Entonces la existencia humana debe afrontar constantemente inseguridades e incertidumbres recurrentes. 3:5.6-8
Nosotros, seres del tiempo y el espacio, seres limitados, falibles e imperfectos, aprenderemos y creceremos con pruebas y dificultades constantes, con el fin de forjar aprendizajes duraderos (a diferencia de otros seres ya creados perfectos):
Todo lo divino que la mente humana capta y que el alma humana adquiere es un logro experiencial, una realidad de la experiencia personal, y es por lo tanto una posesión única en contraste con la bondad y la rectitud inherentes a las personalidades sin error de Havona. 3:5.16
Todo forma parte de un plan muy sabio que busca elevarnos sobre lo animal.
El escritor Kakuzo Okakura, en su libro El libro del té, reconoce en el placer de un hombre cogiendo una flor para regalarla a su amada, el momento preciso en el que la especie humana se eleva por encima de los animales, de lo instintivo, se adentra al reino de la belleza y asciende su mente al espacio de lo divino.
Incluso ahora, deberíais aprender a regar el jardín de vuestro corazón y a buscar también en las arenas secas del conocimiento. 48:6.32
Rilke decía en un pasaje de las Cartas a un joven poeta:
«Ser artista quiere decir no calcular ni contar: madurar como el árbol, que no apremia a su savia, y se yergue confiado en las tormentas de primavera, sin miedo a que detrás no pudiera venir el verano.»
La lógica de la precipitación, de lo útil, no es realmente lo más interesante de la vida, lo que la puede llenar de contenido, de belleza, de sentido. Tenemos necesidad de lo inútil como tenemos necesidad, para vivir, de las funciones vitales de respirar o comer. Las aspiraciones de mayores dosis de verdad, belleza y bondad nos son consustanciales y necesarias en nuestras vidas, nos posibilitan nuestra plena realización y acercamiento a la divinidad:Y todo hombre o ángel conocedor de Dios posee el potencial de autoexpresión ilimitada en niveles siempre progresivos de autorrealización unificada conforme va avanzando en el logro inacabable de la semejanza con Dios: la mezcla experiencial en la experiencia evolutiva de la verdad eterna, la belleza universal y la bondad divina. 44:7.4
Ionesco decía: «La poesía, la necesidad de imaginar, de crear es tan fundamental como lo es respirar».
En los pliegues de las consideradas actividades superfluas (leer un ensayo, tomar un té con una amiga una tarde, enseñar a un niño a montar en bici, etc.), podemos percibir los estímulos para pensar un mundo mejor, para cultivar la utopía de eliminar las injusticias y las dolorosas desigualdades que vemos en nuestra sociedad.
¿Qué más podríamos descubrir con El libro de Urantia sobre la importancia de esforzarnos por aprender y por qué el universo material es una gran e inmensa escuela?
El libro plantea varias respuestas muy interesantes. Hoy podemos quedarnos con esta idea: nos afirma que los aprendizajes de valor no perecerán pues nuestra chispa divina, regalada cuando éramos muy pequeños, trabajará con la mente y generará la maravillosa alma. Nuestro trabajo fatigoso y arduo en la materia tendrá una contraparte maravillosa: nuestra alma.
Precisamente, buscando expandir nuestras almas, llenarla con más sabiduría, hacerla ascender más, realizamos el boletín Luz y Vida. Queremos ampliar nuestra visión cósmica con una serie de interesantísimos trabajos y propuestas:
- Bill Sadler nos hablará sobre la personalidad
- Antonio Moya nos hará pensar con una serie de indicios
- Seppo Kanerva nos preguntará: ¿Qué enseña El libro de Urantia respecto a la diseminación de sus enseñanzas?
- Eduardo Altuzarra nos narrará la interesante y curiosa historia del movimiento Urantia en España
- La crónica de la vida de Jesús se centrará en el documento 153 del libro
- Guía de El libro de Urantia para niños: Jesús a los 18 años
- La recomendación de marzo sobre otro libro de crecimiento espiritual es la novela del premio Nobel José Saramago El evangelio según Jesucristo
- En el Audio recomendado, Jaime Marco nos hablará de La parábola de las minas (espacio «Luz y Vida» de Radio Urantia)
- Navegando por la vida utilizará el texto poético «El espejo»
- El lector español Francisco Javier Santos Castilla nos hablará de su párrafo favorito
- Juan Antonio Figal nos contestará el cuestionario urantiano
- Sin olvidar que también habrá presentaciones en las salas Zoom de la UBIS y de la Asociación Urantia de España.
¿Qué más os podemos decir en este número de Luz y Vida, para concluir?
Entre tantas incertidumbres, con todo, una cosa es cierta: si dejamos morir lo gratuito, si renunciamos a la fuerza generadora de lo inútil, si escuchamos solo el canto de sirena que nos guía hacia el beneficio económico, solo seremos capaces de producir una colectividad enferma que, extraviada, acabará por perder el sentido de sí misma y de la vida.
Disfrutemos pues de la lectura sosegada de nuestro querido libro, de su estudio. Disfrutemos conversando con nuestras plantas, contemplando un atardecer, agradeciendo que en Urantia haya música o acariciando a un animal dormido. Porque de esta forma seremos esas personas justas y algo locas (como diría Steve Jobs) que pueden salvar el mundo. No encajaremos en el mundo, pero demostraremos que nadar contracorriente cultivando lo «inútil» es un esfuerzo que merece la pena: nuestra alma crecerá y brillará a niveles divinos.