Navegando por la vida: Tres deseos

Tres deseosUn pescador humilde y reflexivo se encontró un día con un genio.

—¡Eres mi salvador! —dijo el genio— Hacía mucho tiempo que estaba aquí aburrido en el fondo del mar. ¡Muchas gracias! Te concederé tres deseos por haberme liberado. ¿Cuál es tu primer deseo?

Sorprendido, el pescador respondió, al cabo de un momento:

—Me gustaría que me hicieras lo bastante inteligente, esclarecido y sabio para hacer un buen uso de los dos deseos que me quedan.

—¡Concedido! —exclamó el genio con un chasquido de dedos— Ahora dime, ¿cuáles son tus otros dos deseos?

El pescador reflexionó un momento y respondió con serenidad:

—Muchas gracias, no tengo más deseos.