Mi párrafo favorito

Mi párrafo favorito - sep 23Como a la mayoría de los lectores de El libro de Urantia, la cuarta parte es una de mis favoritas. Jesús, nuestro Padre Creador, Maestro y hermano, nos liberó de las cadenas de las religiones evolutivas, vino a enseñarnos el amor del Padre Celestial. Jesús debe ser para nosotros una inspiración a seguir. Dentro de nuestra imperfección, podemos ser perfectos como Él. Me lo puedo imaginar a través de la descripción que nos dan en el párrafo siguiente:

El Maestro mostró una gran sabiduría y una perfecta equidad en todos sus tratos con los apóstoles y con todos sus discípulos. Jesús era realmente un maestro de hombres. Ejercía una gran influencia sobre sus semejantes por la combinación de fuerza y encanto de su personalidad. De su vida dura, nómada y sin hogar emanaba una sutil actitud de mando. Había atractivo intelectual y poder de convocatoria espiritual en la autoridad de su manera de enseñar, en su lógica lúcida, en la fuerza de su razonamiento, en su visión interior sagaz, en su mente despierta, en su aplomo incomparable y en su tolerancia sublime. Era sencillo, varonil, honrado e intrépido. A toda esta influencia física e intelectual patente en la presencia del Maestro, se sumaban todos los encantos espirituales que se han asociado a su personalidad: la paciencia, la ternura, la mansedumbre, la dulzura y la humildad. 141:3.4 (1589.5)

En su discurso de despedida encuentro fuerzas y una gran esperanza que me ayuda en mi diario vivir, hasta que la última hoja de mi calendario se caiga. He aquí algunos de mis párrafos favoritos:

Por eso os doy un nuevo mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Y si os amáis así los unos a los otros, en eso conocerán todos que sois mis discípulos. 180:1.1 (1944.4)

«Cuando os invito a que os améis los unos a los otros como yo os he amado pongo ante vosotros la medida suprema del verdadero afecto, pues nadie tiene un amor mayor que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, y seguiréis siendo mis amigos si estáis dispuestos a hacer lo que os he enseñado. Me habéis llamado Maestro, pero yo no os llamo siervos. Solo con que os améis los unos a los otros como yo os amo seréis mis amigos y siempre os hablaré de lo que el Padre me revela. 180:1.3 (1944.6)

«No solo me habéis elegido vosotros a mí sino que yo también os elegí a vosotros, y os he ordenado para que salgáis al mundo a servir a vuestros semejantes por amor igual que yo he vivido entre vosotros y os he revelado al Padre. El Padre y yo trabajaremos con vosotros y vosotros experimentaréis la plenitud divina de la alegría solo con que obedezcáis mi mandamiento de amaros los unos a los otros como yo os he amado.» 180:1.4 (1945.1)

La vid y las ramas

«Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. Yo soy la vid y vosotros los sarmientos, y el Padre solo me pide que deis muchos frutos. La vid solo se poda para que sus sarmientos produzcan más. Todo sarmiento que sale en mí y no dé fruto, el Padre lo cortará. Todo sarmiento que dé fruto, el Padre lo limpiará para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado pero debéis seguir limpios. Permaneced en mí y yo en vosotros. El sarmiento muere si se separa de la vid. Como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco vosotros podéis dar los frutos del servicio por amor si no permanecéis en mí. No olvidéis que yo soy la vid verdadera y vosotros los sarmientos vivos. El que vive en mí y yo en él dará muchos frutos del espíritu y experimentará la alegría suprema de producir esa cosecha espiritual. Si mantenéis esta conexión espiritual viva conmigo daréis frutos abundantes. Si permanecéis en mí y mis palabras viven en vosotros podréis comulgar profusamente conmigo, y entonces mi espíritu vivo se infiltrará en vosotros de tal forma que pediréis todo lo que mi espíritu desea y lo haréis con la seguridad de que el Padre nos concederá nuestra petición. El Padre es glorificado cuando la vid tiene muchos sarmientos vivos y cada sarmiento da muchos frutos. Y cuando el mundo vea estos sarmientos llenos de fruto —mis amigos que se aman los unos a los otros como yo los he amado— todos los hombres sabrán que sois en verdad discípulos míos. 180:2.1 (1945.4)

«Como el Padre me ha amado os he amado yo. Vivid en mi amor como yo vivo en el amor del Padre. Si hacéis lo que os he enseñado permaneceréis en mi amor igual que yo he guardado la palabra del Padre y permanezco eternamente en su amor.» 180:2.2 (1945.5)

La enemistad del mundo

«No os dejaré solos en el mundo. Cuando me haya ido os enviaré enseguida a un ayudante de espíritu. Tendréis a alguien que ocupará mi lugar entre vosotros, que os seguirá enseñando el camino de la verdad y que incluso os confortará. 180:3.3 (1947.2)

«No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. Aunque tengo que dejaros no estaré lejos de vosotros. Ya os he dicho que en el universo de mi Padre hay muchas moradas. Si esto no fuera verdad no os habría hablado tantas veces de ellas. Voy a regresar a esos mundos de luz que son estaciones en el cielo del Padre a las que vosotros ascenderéis algún día. Desde esos lugares vine a este mundo, y ahora está próxima la hora en que debo volver al trabajo de mi Padre en las esferas de lo alto.» 180:3.4 (1947.3)