Oportunidad, misericordia y ley
De entre todos los párrafos me apetece resaltar algunos que actualmente me han impresionado por su elevada importancia, no solo a nivel personal sino también a nivel social, global y espiritual. Son muchas referencias, pero el desarrollo y conclusión es bastante reducido, razonable y coherente.
En estos párrafos intento abreviar lo que entiendo como trascendente de cara a los elementos e inevitabilidades que podrían condicionar nuestro crecimiento espiritual:
… puede ocurrir que, sin culpa por vuestra parte, los accidentes del tiempo y las limitaciones de la existencia material os impidan alcanzar estos niveles en vuestro planeta natal. En ese caso, si vuestras intenciones y deseos tienen valor de supervivencia… Se os concederá tiempo adicional para demostrar vuestra valía. 112:5.6 (1233.2)
Cuando existe alguna duda sobre la conveniencia de hacer avanzar a una identidad humana a los mundos mansión, los gobiernos del universo dictaminan invariablemente a favor del interés personal de ese individuo… mientras siguen observando la aparición de sus intenciones en la morontia y propósitos espirituales. Así se garantiza el cumplimiento de la justicia divina y se concede a la misericordia divina una nueva oportunidad de ampliar su ministerio. 112:5.7 (1233.3)
… todas las criaturas con voluntad han de tener una oportunidad real de hacer una elección indubitable, plenamente consciente y definitiva… El alma humana debe tener y tendrá la oportunidad total de revelar su intención verdadera y su propósito real. 112:5.9 (1233.5)
… Preferimos asumir el riesgo de rebelión en un sistema antes que correr el peligro de privar a un solo mortal que lucha en cualquier mundo evolutivo de la alegría eterna de proseguir la carrera ascendente. 112:5.8 (1233.4)
«El acto es nuestro, las consecuencias de Dios.» 117:5.5 (1286.3)
Ante estas palabras del revelador he tenido que hacer un gran esfuerzo de reflexión para llegar a asumir el hecho de que el libre albedrío otorgado por el Padre no nos concede total autoridad sobre nuestro futuro (sí, pero no). Él es el Principio. Él establece las reglas del juego, las leyes que rigen el cosmos… hasta la misma ley de eutanasia espiritual donde equivocadamente pensaba que, por el hecho de disfrutar de ese libre albedrío era el responsable absoluto de mi destino, pero no es así.
En un sistema de amor solo se aplican las leyes cuando la misericordia no obtiene resultado, pero si pensamos que la posibilidad de extinguirnos espiritualmente es también una ley del Padre, debo reconocer que literalmente los actos son nuestros, pero las consecuencias le pertenecen a ÉL.