Soy originalmente de Caracas, Venezuela y resido desde hace un tiempo ya en un paraíso de la Florida norteamericana llamado Venice.
Me presento con 67 años de vida, de profesión sirviente, con tres hijas (una de ellas recién dejó este plano) y cinco nietos habidos y casado con una extraordinaria persona, que gracias a Dios comparte mi fe y alienta mis creencias y mis más elevados anhelos espirituales. Ella también conoce muy bien El libro de Urantia y es una lectora ocasional.
He sido un sempiterno lector y explorador de estas revelaciones desde hace más de quince años y, aunque sacie en ellas mi hambre de verdad y mi sed de sabiduría día tras día, el manantial de aguas vivas y eternas nunca se agota. Es increíble, pero siento que es como el Amor, mientras más se divide, más se multiplica.
Y concedo de todo corazón esta entrevista, porque quiero tocar corazones, abrir mentes y unir conciencias, para que juntos y de la mano del Dios Todopoderoso y Eterno que nos creó y nos fortalece con Su Infinito Amor, emprendamos la gran tarea de hacer de esta sociedad y de esta civilización las instituciones humanas que tanto anhelamos, necesitamos y nos merecemos. Con Dios todos es posible. Pero apartados de Él no podemos hacer nada, absolutamente nada.
- ¿Cómo llegaste hasta El libro de Urantia y por qué crees que lo encontraste?
Podría decir que llegué a El libro de Urantia porque lo estaba buscando. El que busca encuentra. Ya desde hacía un tiempo esperaba un tipo de revelación que saciara mi hambre de verdad y mi sed de nuevas esperanzas. Y el libro está precisamente lleno de eso: de profundas verdades y de grandes y nuevas esperanzas. Pero ya en este punto, me atrevería mejor a decir, que más que yo encontrarlo a él, fue al revés, él me encontró a mí. ¿Recuerdan esta hermosa frase? «El hombre que busca a Dios y Dios que lo encuentra a él.» ¡El uno para el otro!
2. ¿Cuál fue tu primera impresión al leerlo?
Sorpresa, precaución y emoción. Sorpresa y emoción, sobre todo. Pues, después de una larga jornada por los desiertos, valles y montañas de la vida, de búsquedas y de encuentros, de ilusiones y de desalientos, y sediento cada vez más de nuevas verdades y hambriento de una sabiduría transformadora, te encuentras con este delicioso panal de información cósmica nunca antes visto, y en tus manos, calmando esas ansias y llenando esos vacíos existenciales y quedas así, en un pie. Y te preguntas, ¿qué es esto? ¿Quién lo hizo? Te das cuenta entonces, que era para ti, que eso era precisamente lo que andabas buscando. Y así te vas nutriendo paso a paso, día tras día con su coherencia religiosa, filosófica y fáctica, incluso. Confortando tu intelecto, reforzando tu fe, renovando tus esperanzas de gloria y confirmando así el destino seguro de tu naturaleza espiritual y eterna. Pues, cada letra, cada frase, cada párrafo y cada capítulo suyo encaja perfectamente en tu modelo de pensamiento, en tu filosofía de vida y en tu visión cósmica de la realidad. Y eso, en mi opinión, es poder en acción.
3. ¿En qué punto de la lectura (documento, frase, etc.) aceptaste que El libro de Urantia es realmente lo que dice ser?
Mediante su connotación en tres palabras que yo he de considerar como mis favoritas de todos los tiempos: Dios, Jesús y Amor. Y estas tres sobreabundan en El libro de Urantia, pues en casi cada una de sus páginas siempre aparece una de ellas. O las tres juntas, como en este caso:
«Jesús reveló un Dios de Amor, y el Amor engloba totalmente a la verdad, la belleza y la bondad.» (5:4.6)
Y de paso, aderezadas esta vez por estas tres más que también me gustan mucho: verdad, belleza y bondad.
Cómo diríamos en Venezuela: ¿Para qué más?
4. ¿En qué forma El libro de Urantia ha cambiado tu vida?
Desde que empecé a leerlo, se convirtió en una lectura favorita, recurrente y necesaria. Diría más bien que vital. Siento que me alimento espiritualmente cada vez que lo leo. Se encompinchó (se alió) prácticamente con la Biblia para hacer las delicias de mi intelecto, de mi fe y de mis aspiraciones espirituales. Desde entonces, les llevo para arriba y para abajo, y sé, que dondequiera que me encuentre, son cada uno de ellos para mí, como una tarjeta de débito espiritual que nunca se agota. Y cuando uno se siente espiritualmente rico, ya no necesita más nada y puede gritar al mundo, como gritaba aquel famoso poeta de antaño: «En verdad no tengo nada, y sin embargo lo tengo todo».
5. ¿Ha cambiado la fe que tenías después de leerlo? Si es así, ¿de qué forma?
No podría decir que la ha cambiado, sino más bien que la ha incrementado. La ha llevado a un nivel de espiritualización practica que hace consonancia en mi mente la famosa frase del apóstol: «Si vuestra fe no mueve montañas, hacedla a un lado, pues no es una fe confiable». Ya no espero ver a Dios para saber que existe. Pues el hecho de saber que existe es como si lo viera. Y adicionalmente, existen otros seres súper inteligentes que vinieron directamente a la Tierra para decirnos que lo conocen y que dan fe de Él, de Su poder y de Su gloria. Y si nuestra mente de hecho ya ha sido espiritualizada gracias al infinito Amor y paciencia de Aquel que entregó su vida en la cruz por nosotros, ya podemos terminar nuestra experiencia terrenal en paz, sabiendo, ya con propiedad, que Dios está en, por y con nosotros, y en todo momento, lugar y circunstancia. Y esto no me lo enseñó El libro de Urantia, pero me actualizó el entendimiento:
«No es necesario ver a Dios con los ojos de la carne, para percibirlo con la visión de la fe de la mente espiritualizada.» (1:3.3)
6. ¿Hay algún punto (o puntos) de la revelación que te cueste aceptar?
El punto o la parte que me cuesta aceptar es por qué aún hay tantos que no creen en estas revelaciones ni en las palabras de sabiduría que están contenidas en ellas. Pero por otra parte comprendo que todo forma parte de un proceso evolutivo que a cada uno le lleva su tiempo. Poco a poco y sin apuros, el Amor es más seguro (decía una vieja canción). Pero, para bien de nuestro conocimiento, paciencia y aplicación, ya todo está escrito. Un paso a la vez. No podemos hacer mucha presión desde donde nos encontramos ahora, ni acelerar intencionalmente la velocidad de la enseñanza:
«La única técnica para acelerar la tendencia natural de la evolución social es la de aplicar una presión espiritual desde arriba, acrecentando así la perspicacia moral y elevando al mismo tiempo la capacidad del alma de cada mortal para comprender y amar a todos los demás mortales.» (52:6.7)
7. ¿Cuál es la parte que más profundamente te ha impresionado?
En verdad les digo, que el libro está condicionado para impresionarte en cualquier página que lo abras. Decirles qué hay alguna parte que me ha confundido o decepcionado sería una falacia. Pero en síntesis, sí podría decir que el injusto juicio, la humillación y la crucifixión siempre te dejan impresionado por la rudeza, crudeza y vileza de los acontecimientos que Él vivió en carne viva. También me impresionaron gratamente los viajes de Jesús por los territorios romanos y partos de aquel entonces; y los magníficos tratados teológicos, filosóficos y espirituales de la religión, ubicados en la parte central del voluminoso ejemplar, cubrieron plenamente mis expectativas. Y por supuesto, la bonita impresión que me causó estudiar otro de mis temas favoritos: las huestes seráficas y el gobierno de los Altísimos. ¿Y quién no se va a impresionar con esta potente declaración?:
«LOS ALTÍSIMOS [así, con mayúsculas] gobiernan en los reinos de los hombres por medio de muchas fuerzas y agentes celestiales.»
8. ¿Cómo entiendes tú eso de «hacer la voluntad del Padre»?
Déjenme decirles que esa misma pregunta se la hice a un sacerdote cuando tenía apenas ocho o nueve años. Recuerdo que me contestó con una sonrisa: «Hacer el bien sin mirar a quien». Entonces, con mi ingenuidad infantil, repliqué: «Pero ¿cómo voy a hacer el bien sin mirar?» Je, je.
Ya en mi adolescencia, aprendí que hacer algo bueno por demás incrementaba la felicidad: la del emisor del bien y la del receptor. Pero sobre todo, comprobé que el dador siempre ganaba más. Y a eso me aficioné en esa primera etapa de mi vida. De hecho, me acostumbré a ser un recurrente servidor. No me siento bien cuando soy servido, prefiero servir.
En algunos estudios posteriores, descubrí o comprobé también que la Voluntad de Dios para nosotros, «es perfecta dicha y completa felicidad». Aunque nunca he estado del todo perdido de que Su Voluntad principal para nosotros es que nos amemos unos a otros (¡como Él nos ama!) y que tratemos de comprendernos unos a otros también (¡y tal como Él nos comprende!). Dos cosas que, aunque parezcan, no son tan fáciles para muchos. Pero para mí, eso, más que un mandamiento o una orden, es una verdadera delicia. Una delicia que sana. Y cito de nuevo este mismo párrafo:
«La comprensión mutua y el amor fraternal son unos civilizadores trascendentes y unos factores poderosos en la realización mundial de la fraternidad de los hombres.» (52:6.7)
9. ¿Has llegado a ser consciente de la presencia de tu Ajustador?
Humildemente, les digo que no me corresponde a mí, revelar si he sido o soy realmente consciente de Su presencia. De eso pueden dar testimonio todos los seres que me rodean o que yo rodeo. El libro de Urantia dice que, por ahora, y en la esfera en donde nos encontramos, somos, parcialmente conscientes. Pero, lo de la «vocecita» que te habla y te dice, por ejemplo: «este es el camino, síguelo», es una verdadera realidad. Y ahí sí puede que haya un testimonio viviente. Nada es casualidad en la vida. Miren esto:
«A veces es posible que se ilumine la mente, que se escuche la voz divina que habla continuamente dentro de vosotros, de manera que podéis volveros parcialmente conscientes de la sabiduría, la verdad, la bondad y la belleza de la personalidad potencial que reside constantemente dentro de vosotros.» (109:5.2)
10. ¿Has intentado poner en práctica las enseñanzas del Maestro? ¿Cuál ha sido el resultado?
Por supuesto que sí. Desde que era niño he sido un devoto seguidor de Sus mandatos y enseñanzas. ¿Saben ya cuál es mi favorito? ¡Ámense los unos a los otros! Desde que era niño he sido un fanático del Amor. Y amante de Dios, en primer lugar; de la naturaleza y sus elementos, de la gente, de los animales y agradecido por todo lo que hice y sigo haciendo por Amor en esta vida. Y el hecho de saber y corroborar, por medio de esta magnífica revelación, que Él fue amado tanto como amó, nos deja con un sabor agradable en el alma. ¿Que también fue odiado? Por supuesto; por la gente fea, odiosa y malintencionada que siempre ha habido y habrá en el mundo, para que, por contraste, Sus amantes y seguidores sepamos que por más que quieran, las sombras del mal nunca podrán apagar la luz de la bondad que genera y mantiene encendida por siempre la energía del Amor. ¿Y quién no se va a deleitar al saber que existieron diferentes Marías en Su vida que lo amaron con pasión y devoción? Y que existió también una Rebeca que, en un desbordante acto de devoción y profundo Amor, proclamó al mundo y al universo entero: «el único enteramente digno de ser amado y el más grande entre diez mil». ¡Seguramente quiso decir diez mil billones!
11. ¿Crees que El libro de Urantia tiene algo «misterioso» que hace que no todo el mundo se decida a leerlo?
No es que lo crea, sino que él mismo lo dice. Miren su eslogan de portada:
«El libro de Urantia: Revelando los misterios de Dios, del universo, de Jesús e incluso, de nosotros mismos». ¿Y quién en su sano juicio no quisiera ser parte y arte de este divino misterio? Y eso es lo que podríamos llamar «misterioso». Será porque hay mucha gente que le teme a lo misterioso. ¡Pero los misterios de la vida están a la orden del día! «Pero a quien lo toca le toca», repetía recurrentemente mi madre, con su peculiar, graciosa y jocosa naturalidad.
12. ¿Hay algo más que quieras decir respecto a El libro de Urantia?
Así como la Cuarta Revelación llegó en el momento cumbre de la humanidad para partir la historia en dos, esta Quinta llegó en el preciso momento y el debido lugar, y con una misión muy, muy específica. Y no vino para partir otra vez esta segunda historia en dos mitades más, pero sí para escribir una nueva historia. La nueva historia que ha de trazar el rumbo de una nueva humanidad. Y ya no hacia aquella tierra prometida de entonces, sino más bien hacia las mismas Alturas del poder y la gloria, donde habita, reina y gobierna con justicia, rectitud y Amor, Aquel que es el Principio y el Fin de todo lo creado y de lo in-creado, de todo lo visible y lo invisible y de todo lo que gira y se mueve en el universo. Y eso nos los enseña con toda propiedad esta Quinta Revelación. Y ahorita mismo, a casi cien años de su desbordamiento al mundo, no es posible imaginarnos este mismo mundo, sin esta magnífica y desbordante donación de ciencia, religión y filosofía bajada directamente desde esas mismas alturas del poder, de la gloria y de la sabiduría infinita y eterna.
Esta, hermanos y hermanas, es mi humilde opinión al respecto.