Soy Jaime Marco. Hace poco he cumplido 61 años y vivo en Lorquí, un pueblecito de Murcia, en el sureste de España. Mis estudios y mi profesión son de ingeniero de Sistemas. Estoy casado ya va para 36 años con María Dolores, mi esposa, con la que comparto un hijo, Jaime III y un nieto, Jaime IV. Mi padre fue el primer Jaime del clan.
Encontré El libro de Urantia hace 25 años y sigo leyéndolo y fascinándome porque son 25 años de nuevos descubrimientos, nuevos conceptos en cada nueva lectura. ¿Cambia el libro? ¿Es que no leo bien? No, cambia mi mente cada vez que acomodo lo nuevo aprendido y queda lista para la siguiente lectura. Esta es una de las cualidades que he descubierto, con el tiempo, de la forma en que está escrita esta revelación. Pienso que conocen nuestro tipo de mente y existe un método pedagógico implícito entre sus líneas.
Actualmente soy presidente de la Asociación Urantia de España y también soy facilitador en la Escuela Internacional de El libro de Urantia (UBIS), cargos que trato de que no inflen mi ego (es tan fácil que ocurra) y que intento ejercer (me obligo) desde la perspectiva y la intención del servicio.
- ¿Cómo llegaste hasta El libro de Urantia y por qué crees que lo encontraste?
Llegué a El libro de Urantia… ¿por causalidad? ¡Júzguenlo ustedes!
En el año 1999 ya había leído los seis Caballos de Troya publicados por J.J. Benítez. Me encantaban e iban colmando mi sed por conocer nuevos matices sobre Jesús, la única persona ajena a mi familia que he admirado, admiro y creo, a estas alturas de la vida, que admiraré.
No obstante, este era un hecho paralelo entre las distintas líneas de búsqueda que llevaba abiertas para llenar la demanda de espiritualidad creciente que me abrumaba por entonces. Sobre todo, de saber del Padre.
En la empresa donde trabajaba, como responsable de Sistemas, nos había llegado una impresora, un tanto especial, para imprimir un tipo de etiquetas específicas. El software que nos había mandado el fabricante no terminaba de funcionar. Internet por entonces no era muy prolífico, no existía Google pero teníamos otros buscadores. Yo utilizaba uno español que se llamaba «El Cano». Había que escribir las búsquedas en un determinado formato si querías tener medianamente éxito. Puse en la barra de búsqueda el nombre de la impresora y el país de donde era: Ucrania.
Por la similitud de la palabra y por la falta de entradas en el buscador sobre el software de la empresa (deduzco yo), lo primero que me apareció fue El libro de Urantia en línea y una breve descripción debajo que me atrajo tanto que hice clic ¡et voilà! Allí tenía la edición de 1993 en el ordenador. Quedé fascinado solo leyendo el índice, y como no me fiaba de poder encontrarlo de nuevo (por entonces las cosas en Internet eran muy volátiles) me lo descargué completo y lo imprimí completo por una sola cara (la impresora con la que lo imprimí no tenía la función dúplex). Tardé unas 4 horas y tuve que solventar con el guardia de seguridad el problema de quedarme en la oficina pasadas las 11 de la noche. Me fui para casa con mis dos mil y pico folios por una cara, con los que hice mi primera lectura completa del libro.
¿Por qué creo que lo encontré? Sabe el cielo cuáles fueron los motivos, pero para mí creo que influyó un cambio de actitud que recientemente había tomado. Cambié la actitud de buscar por la de encontrar. Son actitudes muy distintas, aunque parezcan lo mismo.
También puedo pensar que nuestros ayudantes pensaron que estaba preparado para poder iniciar su lectura y me ayudaron jugando con las «casualidades». Sí, es cierto que lo encontré en un momento en el que estaba muy receptivo al tipo de información que contenía y eso me facilitó muchísimo su lectura.
NOTA: una vez encontré El libro de Urantia, ya no me atraían los Caballos de Troya. Nunca he continuado más allá del 9.
- ¿Cuál fue tu primera impresión al leerlo?
¡AUTORIDAD! Lo que leía emanaba autoridad de saber lo que se está diciendo. No sabía quién lo había escrito e inicialmente no me importaba. Me importaba lo que decía y lo que leía resonaba en un importante armónico en mi mente y en mi alma. ¿Era el Espíritu de la Verdad en funcionamiento? Tal vez, pero por entonces yo no lo sabía.
- ¿En qué punto de la lectura (documento, frase, etc.) aceptaste que El libro de Urantia es realmente lo que dice ser?
Acepté que El libro de Urantia es la quinta revelación de época de Dios al ser humano de Urantia cuando lo leí en el libro (92:4.9). Lo acepté porque también leí cuáles habían sido las cuatro anteriores. Tenía lógica aplastante, elementos para verificar conocidos (Adán y Eva, Maquiventa Melquisedec y Jesús) y un sentido de verdad colosal.
Si la pregunta se refiere a cuándo acepté que el contenido de El libro de Urantia era verdad, tengo que decir que no hubo un momento en el que pasé del negro al blanco, hubo una gran gama de grises intermedios.
Tras leer el índice y decidir leer aquel tocho (recordad que para mí era una montaña de dos mil y pico folios) tomé una postura, una actitud respecto a su lectura. Esa actitud incluía dos premisas: lo leería entero y asumiría que todo era verdad «a priori».
Ambas premisas permitieron que la lectura fuera continua y sin interrupciones, ya que al asumir que todo era verdad, mientras no encontrara algo que me «chirriara» todo progresaba adecuadamente. Haberlo hecho al revés pienso que me hubiera complicado bastante la lectura y su aceptación. Así pues, fue una aceptación párrafo a párrafo, documento a documento. Nuevos conceptos e ideas iban validando los anteriores.
- ¿En qué forma El libro de Urantia ha cambiado tu vida?
Cuando ante una situación hay que tomar una decisión es porque hay varias alternativas. Cuando decidas una eliminas las consecuencias del resto y tu vida pasa a un nuevo estado, consecuencia de la decisión que has tomado. Cuanto mayor y mejor es la información que posees a la hora de tomar una decisión, mayor probabilidad habrá de que sea la mejor para ese momento.
A lo largo de las lecturas que he hecho en estos años, El libro de Urantia me ha dado multitud de parámetros «de vida» para la toma de decisiones, y mis decisiones han estado amparadas por esos valores e ideas a lo largo de estos años. No sé si han sido las mejores decisiones que podría haber tomado, pero sí sé que he estado conforme con sus consecuencias porque he sido consciente de su elección.
La forma en que El libro de Urantia ha cambiado mi vida ha sido hacerme más consciente de ella con un nuevo sentido.
- ¿Ha cambiado la fe que tenías después de leerlo? Si es así, ¿de qué forma?
No, mi fe no ha cambiado. No ha cambiado porque por mi formación católica los pilares de mi fe siguen siendo los mismos. Lo que sí ha hecho ha sido fortalecerla y acrecentarla de una forma muy sólida y certera. Con El libro de Urantia es más fácil tener fe y una mejor fe.
- ¿Hay algún punto (o puntos) de la revelación que te cueste aceptar?
A día de hoy, no. En distintas etapas de estos 25 años sí ha habido puntos difíciles de aceptar, en principio, pero tras meditarlos, investigarlos y estudiarlos, con el paso del tiempo los he aceptado y además los considero acertados.
Sirva de ejemplo: la eugenesia, las personas con deficiencias psíquicas, el origen de El libro de Urantia, la falta de información sobre la homosexualidad, la extinción de los dinosaurios o el diluvio.
Siempre que me he encontrado con algo a priori inaceptable por mi mente y formación, me decía que, si aceptaba de El libro de Urantia todo aquello que satisfacía mi mente y formación, también tendría que aceptar aquello que me costaba, pues estaba leyendo una revelación de Dios al hombre y si aceptas que es una revelación, todo es verdad.
Me decía que simplemente no tenía la información suficiente para entender ese punto en conflicto. La mayoría de las veces con el avance de la lectura se iba suavizando la comprensión y casi siempre con meditación, relecturas y consulta de fuentes externas llegaba a buenos pactos de aceptación.
- ¿Cuál es la parte que más profundamente te ha impresionado?
Ha habido muchos puntos que me han impresionado de forma impactante: el alma, la personalidad, los Ajustadores, las ángeles, la realidad, el plan del Padre para los mortales, la nueva visión de Jesús/Miguel… pero lo que más me satisfizo, lo que más profundamente me ha calado ha sido conocer un poco más al Padre: los cinco primeros documentos. Sabía tan poco de Él que leer esos documentos fue realmente reconfortante. Creo que más tarde entendí el concepto de la adoración como aquello que sentí y mentalmente expresaba mientras leía esos documentos.
- ¿Cómo entiendes tú eso de «hacer la voluntad del Padre»?
Para mí no se trata de una obediencia ciega para hacer, una vez discernida, lo que entiendo es la voluntad del Padre. No se trata de SOMETER mi voluntad a la Suya, ANULAR mi voluntad en pos de la Suya. Más bien se trata de trabajar en mi mente para que mi voluntad se alinee con SU voluntad. Fomentar ese anhelo en mi alma de querer parecerme a Él.
La esencia de su voluntad para mí está en Su mandato: «Sed perfectos como yo soy perfecto», y yo puedo alcanzar cierto grado de perfección en mis decisiones y actos desde la imperfección manifiesta de un mortal apenas por encima del estado animal. Puedo llegar a ser perfecto como mortal, más adelante podré ser perfecto como estudiante y peregrino morontial y así sucesivamente hasta llegar a Él. Si todo ha ido bien, habré alcanzado la perfección progresivamente en cada estado del ser, habré hecho Su voluntad.
¿Cómo alcanzamos la perfección como mortales? Tomando las mejores decisiones. ¿Cuáles son las mejores decisiones? Aquellas que más abundan en Verdad, Belleza y Bondad. ¿Cuáles abundan en esos valores? Aquellas realizadas desde el AMOR. ¿Y qué es el AMOR? El deseo sincero del mayor bien.
Hay un dicho que, para este caso, aplico al Padre: «no quiero que Me quieras porque Yo quiero que Me quieras. Quiero que Me quieras porque tú quieres quererme».
Y por eso nos dotó de libre albedrío.
- ¿Has llegado a ser consciente de la presencia de tu Ajustador?
… En cualquier caso, siempre es preferible que el ser humano rechace por error una manifestación del Ajustador creyendo que es una experiencia puramente humana, a que cometa el desatino de exaltar una reacción de la mente mortal a la esfera de la dignidad divina… 110:5.5 (1208.4)
Según esta cita, prefiero decir que no. Tengo la convicción de que está ahí y a veces, en estados sensibles de consciencia, creo ver su sutil estela en los resultados de mis pensamientos, pero hasta ahora es una cuestión de fe. Muy fortalecida por detalles, pero fe.
- ¿Has intentado poner en práctica las enseñanzas del Maestro? ¿Cuál ha sido el resultado?
Siempre que puedo lo intento, pues las tengo muy presentes en mi quehacer diario. Es una bonita forma de vivir la vida porque te permite estar en paz contigo mismo sabiendo que lo haces lo mejor que puedes «y el que hace lo que puede no está obligado a más».
El resultado siempre ha sido y es una nueva fuente de aprendizaje. Con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y sus errores; si no, no había aprendizaje. Pero siempre que sigo esos patrones independientemente de las consecuencias obtengo la satisfacción de que he hecho y he decidido lo mejor que he podido en ese momento.
Afrontar la vida con la actitud de «¿qué haría Jesús en este caso?» y encontrar respuesta nos alinea perfectamente con la voluntad del Padre.
11. ¿Crees que El libro de Urantia tiene algo «misterioso» que hace que no todo el mundo se decida a leerlo?
No creo que sea el misterio que pueda tener. Creo más bien que son los atributos con los que lo han adornado.
Los orígenes del libro, los nombres de seres y lugares y la narrativa empleada no ayudan, no invitan a su lectura y aceptación. Hay que tener una fuerte voluntad de encontrar para superar todos esos escollos.
Si el libro hubiese llegado, por ejemplo, traído por un serafín envuelto en luz en medio de un Madison Square Garden abarrotado de gente y retransmitido por todas las televisiones del mundo, todo el mundo lo querría y haría esfuerzos inmensos por leerlo y entenderlo.
Si salvas el escollo del origen, con todos los prejuicios que pueda acarrear, y te decides a leer, entonces te encuentras con los Ancianos de los Días, los Lanonandek, los chronoldeks, los sin Nombre ni Número, los Mensajeros Poderosos, Sonarington, Divinington, etc., y otra cascada de prejuicios te asalta.
Salvado este escollo, tratas de entender lo que lees y te topas con una narrativa densa, compleja, donde en ocasiones no avanzas más de dos párrafos en cada lectura si quieres entender lo que te dicen y con un acusado cansancio mental. Narrativamente hablando no, no es una novela de Tolkien o de Ken Follett. Es fácil tirar la toalla si no llegas a saborear los frutos de su lectura.
No es tanto una decisión de elegir ese libro que voy a leer como de estar preparado para poder leer ese libro.
- ¿Hay algo más que quieras decir respecto a El libro de Urantia?
Doy gracias a Dios, cada vez que puedo y me acuerdo, por haberme ayudado a encontrarlo y leerlo. Creo que es una bendición para todo ser humano que quiera recibirlo.
«Las campanas de la iglesia tocan para todos, pero no todos acuden a la iglesia.»