Editorial – agosto 2024

Manuel Vicent en su último libro, Una historia particular, nos dice al principio estas hermosas palabras:

La vida, como el violín, solo tiene cuatro cuerdas: naces, creces, te reproduces y mueres. Con estos mimbres se teje cada historia personal con toda una maraña de sueños y pasiones que el tiempo macera a medias con el azar.

Ciertamente, esas cuatro cuerdas a la que alude el escritor español son fundamentales en la vida terrenal, la de aquí. Pero ¿no hay nada más, solo azar? ¿Solo lo que ven nuestros sentidos? Si esas cuatro cuerdas las rasgáramos con el arco del violín, ¿no extraeríamos grandes melodías? ¿No se manifestaría en un cuerpo inerte como es un instrumento musical la belleza y la verdad, la inteligencia y el orden de una inteligencia superior como es la del músico?

Las personas que leemos El libro de Urantia sabemos de las dificultades que la vida material tiene, máxime en un mundo decimal, en rebelión, sin ayuda de un gobierno planetario físico y, en bastantes ocasiones, con predominancia de nuestra parte instintiva sobre nuestra parte más elevada. Es cierto que hay muchos seres humanos que solo aspiran a nacer, crecer, reproducirse y morir; a reproducir la carrera incesante del hámster, que a nada conduce. Ahora bien, El libro de Urantia nos dice:
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La filosofía de las mejores mentes del mundo científico ya no es materialista por completo, aunque las masas siguen inclinándose en esa dirección como consecuencia de enseñanzas anteriores. Pero esta edad de realismo físico solo es un episodio pasajero de la vida del hombre en la tierra. La ciencia moderna ha dejado intacta la verdadera religión, es decir, las enseñanzas de Jesús tal como se traducen en la vida de sus creyentes. Lo único que ha hecho la ciencia ha sido destruir las ilusiones infantiles de las falsas interpretaciones de la vida. 195:6.4

Ahora, justamente, tenemos en nuestras manos un poderoso juguete que podemos aprender a utilizar, para bien o para mal. Me refiero a un desarrollo tecnológico nunca antes visto en la historia, la nueva revolución del paradigma emergente que nos está transformando las relaciones sociales, laborales, económicas, políticas… Una nueva cosmovisión que puede perpetuar esa concepción puramente material de la vida de la que habla Vicent, o puede permitirnos desarrollar al máximo los potenciales humanos y espirituales del ser. Las nuevas herramientas tecnológicas, la IA, las redes sociales, el transhumanismo, el Internet de las Cosas ¿están al servicio del ser humano, están para darle plenitud? ¿O son herramientas que instrumentalizan y «cosifican» al ser humano, un ser humano entendido como un consumible, un objeto que transformar al gusto personal, un sujeto vacío de trascendencia y al servicio de intereses espurios?

Este crucial dilema que tenemos los seres humanos del siglo XXI se fue analizando y debatiendo en el XX Encuentro de lectores de El libro de Urantia en Toledo, en junio. En este número especial del boletín «Luz y Vida» queremos compartir con vosotros lo allí vivido y trabajado.

Algo harto difícil pues en letras, en un texto escrito, es difícil captar las emociones y los abrazos, las miradas y sonrisas, los diálogos en las comidas y las risas, las palabras compartidas en pasillos y en el salón de reuniones, las conversaciones y debates del «territorio comanche» del sábado o los diálogos y debates de cada grupo en los diferentes talleres. ¿Cómo transmitiros el espíritu de concordia, amor y alegría que hemos vivido en ese fin de semana y que nos ha «recargado las pilas» espirituales? Con ese ánimo elevado hemos podido volver a casa en los diferentes puntos de España y seguir mostrando al mundo, en nuestro pequeño ámbito, las enseñanzas de nuestro querido Maestro. De eso se trata: de trabajar en la «viña», en el mundo, en nuestro entorno y mostrar con acciones lo que hay dentro de nosotros.
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Jesús introdujo el espíritu de la acción positiva en las doctrinas pasivas de la religión judía. Sustituyó la sumisión negativa a unos requisitos ceremoniales por la acción positiva que su nueva religión exigía a los que la aceptaban. La religión de Jesús no consistía simplemente en creer, sino en hacer las cosas que mandaba el evangelio. No enseñó que la esencia de su religión fuera el servicio social, sino que el servicio social era una de las consecuencias seguras de poseer el espíritu de la verdadera religión. 159:5.8 negrita añadida

Pues ¡en marcha! No nos queremos quedar con estas experiencias dentro, sino que queremos compartirlas. A ello vamos, querido lector o lectora, con las líneas que vienen a continuación de esta introducción.

También os queremos dar una sorpresa: creemos que hay que seguir compartiendo lo analizado y trabajado en el XX Encuentro de Toledo utilizando el formato de las «Charlas urantianas», que retomaremos tras el verano. Todo un clásico: haremos presentaciones en la sala Zoom de la Asociación los viernes por la tarde, y la sala estará abierta a todas las personas que quieran aportar/escuchar sobre los interesantes temas del XX Encuentro nacional. Y es que este trabajo de seguir expandiendo las enseñanzas de El libro de Urantia es la tarea fundamental de la Asociación Urantia de España. Una tarea ardua, pero en la que todos podemos aportar.

Concluyamos pues este preámbulo con las palabras, justamente, de un genial violinista que ha sabido tocar en las calles de su país en guerra, en películas, en escenarios de todo el mundo y que ha sabido captar lo que la belleza del violín, de la música, nos puede aportar para transformar y elevar a los seres humanos. La profundidad está a nuestro alcance y es un anhelo que cumplimos con la belleza.

Vivimos una época de frivolidad, de falta de raíces, pero en algún momento va a haber un boom y vamos a volver a lo esencial.

Así que no perdamos las esperanzas. Vamos hacia un mundo mejor que el actual. Vamos hacia un nuevo paradigma de futuro que cambiará la Tierra como nunca lo ha hecho en la historia, y nosotros podemos estar ahí, difundiendo El libro de Urantia con las poderosas herramientas digitales que tenemos, con los inigualables avances tecnológicos que tenemos a nuestra disposición.

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Feliz lectura, feliz verano.

PD: Os ofrezco un pequeño guiño. Copiad este enlace de YouTube y disfrutad de la belleza que nos conmueve y que evidencia que el ser humano tiene unas raíces espirituales que no desaparecen por más que nos quieran exaltar el lado material. Nacer, crecer, reproducirse y morir es solo una parte de nuestra existencia.