Soy Romualdo Soler González, vivo en Nerja (Málaga). Soy administrador de sistemas Linux, unos días trabajo en nuestras oficinas en Málaga y otros días teletrabajo desde mi casa. Estoy divorciado, tengo una hija de 20 años que vive con mi madre y mi hermano en Málaga, donde estudia Mecánica. Tengo desde hace años una nueva pareja y tanto a ella como a mí nos gusta salir a dar largos paseos, quedar con los amigos, viajar, leer, meditar, el buen cine y la buena comida.
Soy un apasionado de la historia de los distintos pueblos de este planeta, de la electrónica y de la informática, y desde hace poco más de un año de la Inteligencia Artificial, con la cual estoy aprendiendo a trabajar y, por extensión, a vivir.
- ¿Cómo llegaste hasta El libro de Urantia y por qué crees que lo encontraste?
Yo llegué a El libro de Urantia a través de un enlace de descarga del propio libro en Internet. Yo no sabía de su existencia, nadie me había hablado de él ni lo había escuchado por ninguna parte; pero como soy un buscador de Dios, me dije que si Dios está en todas partes también tiene que estar en Internet. Y un buen día, buscando escritos sobre Dios en esa red global, encontré El libro de Urantia.
A día de hoy creo que el hecho de que yo tenga el libro no es porque yo lo haya buscado, lo tengo porque el libro me ha estado antes buscando a mí. Yo creo que el libro elige a sus lectores, de manera similar a como Jesús de Nazaret eligió a sus discípulos y que luego serían sus apóstoles.
Con esto quiero decir que El libro de Urantia es para todo el mundo, lo que pasa es que te toparás con él cuando estés preparado, cuando empiece tu despertar espiritual. Generalmente ese despertar es un proceso, no es de un día para otro.
- ¿Cuál fue tu primera impresión al leerlo?
Me puse a leerlo y la verdad es que había muchas cosas de no entendía. Utilizaba unas palabras nuevas para mí como absonito, prepersonal, morontial, autootorgamiento y alguna otra más. Pero de entre todas ellas caló en mi la de Primera Fuente y Centro, me encantó esa definición de Dios Padre.
Estuve así durante algún tiempo. No conocía a nadie que lo estuviera leyendo. De hecho, recuerdo hablar de este libro a dos compañeros de trabajo con los que yo a veces tenía conversaciones podríamos decir más trascendentales; uno de ellos no había oído hablar de este libro y el otro me miró con cara rara, así que al poco tiempo acabé por dejarlo.
- ¿En qué punto de la lectura (documento, frase, etc.) aceptaste que El libro de Urantia es realmente lo que dice ser?
Recuerdo que cayó en mis manos el 6º libro de la serie Caballo de Troya. Yo hacía años que había leído el primero de ellos y no sabía que ya había tantas partes. Así que me decidí a volver a leer el primero de ellos y continuar con los demás. Acabé leyéndolos todos, esos y los que más tarde aparecieron. Los leí y los releí.
Y la providencia, obstinada, volvió a poner El libro de Urantia en mi camino. Pero ahora la situación era distinta, yo había madurado, el libro lo entendía mucho mejor y busqué por Internet y encontré que había un grupo de lectores en Málaga y para más inri se celebraba un encuentro en Torremolinos. Así que me dije, voy a conocerlos un poco. Y al ver cómo eran, lo que hacían, que se interesaron por mí y me aceptaron en su grupo empecé a sentirme acompañado.
Así que, contestando a tu pregunta, no hubo un punto de lectura en concreto sino el hecho de que yo había crecido espiritualmente y El libro de Urantia había vuelto a mí. Era como diciéndome: «Eh, aquí estoy otra vez. Inténtalo de nuevo».
- ¿En qué forma El libro de Urantia ha cambiado tu vida?
El libro ha cambiado mi vida en todos los aspectos. El principal de ellos es que le ha dado a mi vida un propósito superior, elevado. Ha iluminado frente a mí un camino.
Luego hay otros que no se aprecian desde fuera. Mi entorno más cercano, mi familia, puede observar que, de vez en cuando, recito algún pasaje o historia del libro porque viene muy bien en una determinada circunstancia, en vez de soltar algún típico refrán.
He aprendido el valor de la meditación contemplativa. Esto es saber orar, pero también saber escuchar, saber estar en una actitud receptiva.
Digo yo que con el tiempo se mostrarán con más claridad esos cambios hacia el exterior, como la copa que al rebosar el agua con la que se llena también limpia su exterior.
- ¿Ha cambiado la fe que tenías después de leerlo? Si es así, ¿de qué forma?
En cuanto a mi fe, claro que ha cambiado, pero a mejor, a una fe o una confianza más fuerte que te aporta seguridad y cercanía con Dios y su obra, concretamente con nuestros semejantes.
- ¿Hay algún punto (o puntos) de la revelación que te cueste aceptar?
Pues sí, todavía no he aprendido a festejar ante una incertidumbre, a alimentarme ante las decepciones, a entusiasmarme ante el fracaso, que además resulta que este es aparente. Ahí es nada.
Tampoco he aprendido a no hacer planes, a no pensar lo que voy a hacer mañana, pasado mañana o la semana que viene. Me cuesta aceptar llevar una actitud como la de los pájaros que ni siembran ni siegan y sin embargo el Padre les proporciona comida a todos los que la buscan. Tengo que aprender a dejarme llevar y no agobiarme ante los posibles problemas. Esto es lo que más me cuesta, pero ahí estoy yo en ese empeño.
- ¿Cuál es la parte que más profundamente te ha impresionado?
Lo que más me ha impresionado y me sigue impresionando es que yo no soy solo yo, somos dos. Somos mi Ajustador del Pensamiento y yo, así que formo parte de una díada. Formo parte de una pareja de dos seres estrecha y especialmente vinculados entre sí.
Entonces muchas veces me pregunto: ¿tengo que dejar de decir «yo esto…» para decir «nosotros esto…»?
Y en cada ocasión que tengo durante el día, le hablo, le pido que no me susurre tan bajo, que levante algo la voz que estoy teniente, le digo que no sea tan suave dándome empujoncitos, que sea más brusco, que todavía estoy sano, fuerte y no me voy a caer. Y le recuerdo que yo soy su socio experiencial. Que vaya dos socios vamos a ser si no nos hablamos.
Yo pongo toda mi atención, pero no le capto. Él debe darse cuenta de mis esfuerzos por establecer esa conexión, pero claro, el salto entre una criatura del tiempo y el espacio y un ser espiritual es muy grande y son muy pocas las personas que han conseguido contactar con su Ajustador del Pensamiento.
Pero bueno, ahí voy yo, como un radioaficionado cambiando de frecuencia para tratar de oír un leve susurro entre tanto ruido de fondo.
- ¿Cómo entiendes tú eso de «hacer la voluntad del Padre»?
Pues hacer la voluntad de Padre es para mí precisamente eso: la conexión con mi Ajustador. Él no deja de darme indicaciones sobre cuál es el camino y yo no dejo de esforzarme en captar esas indicaciones. Estoy convencidísimo de que eso Él lo valora. Ahí empiezas a hacer la Voluntad del Padre, en que Él ve que te esfuerzas por descubrirla. Que en un primer momento Él te va a decir y tú vas a hacer. Pero después llegarás a que, sin que te diga nada, tú ya hagas. Él te enseñará el camino y tú lo recorrerás. De vez en cuando, ante una bifurcación o un cruce de caminos, Él solo tendrá que señalarte el tuyo y tú por ese continuarás. Como dos enamorados que con solo una mirada ya se entienden
- ¿Has llegado a ser consciente de la presencia de tu Ajustador?
Desconozco como Adán y Eva llegaron a ser conscientes de que moraban Ajustadores en su interior. Yo te puedo decir con mucha cautela que creo que sí. Verás, una noche en un estado de duermevela, vi desde un punto central acercarse hacia mí una especie de pequeño prisma que desprendía una luz azul. Sentí que me comunicaba con él. Y no sé si fue real o imaginación mía, pero desde entonces no he encontrado mejor manera de ser consciente de su presencia. Si fue real lo interpreto como que quiso presentarse y decirme que estaría siempre en mí, y si fue imaginación mía, pues fue un bonito momento onírico.
- ¿Has intentado poner en práctica las enseñanzas del Maestro? ¿Cuál ha sido el resultado?
Continuamente lo intento, empezando por la comunicación con el Padre. Desde que salgo a la calle por la mañana temprano ya le estoy dando gracias por un nuevo día, me pongo a su servicio y le pregunto que qué tenemos para hoy.
En el trato con mis semejantes, he aprendido a ser más paciente, a escucharles mucho más y a ponerme en su piel.
Y luego en el contacto con la Naturaleza disfruto mucho más ver un paisaje, la mar en calma, el cielo estrellado…
11. ¿Crees que El libro de Urantia tiene algo «misterioso» que hace que no todo el mundo se decida a leerlo?
Lo que hace que no todo el mundo se decida a leerlo es que no todo el mundo está despierto y por lo tanto no tienen sed de rectitud, de Dios. Pero tarde o temprano a todo el mundo le llega el día del nacimiento, cada uno a su manera y en su momento.
Todos hemos visto a personas muy orgullosas de sus ideales, de sus creencias. Son personas con mentalidad ya cristalizada que no están dispuestos a cambiar de opinión y se van a cerrar en banda en cuanto les digas algo del libro.
Así que El libro de Urantia no tiene nada de «misterioso»; simplemente hay que darle tiempo al tiempo, que ya madurará la fruta verde del árbol. Empezando por un mismo.
- ¿Hay algo más que quieras decir respecto a El libro de Urantia?
Pues decir que El libro de Urantia es una primera aproximación a la auténtica verdad. Nos está dando pistas sobre lo que nos espera en nuestro largo camino hacia Dios.
Yo juego a imaginármelo, pero todos sabemos que está muy por encima de nuestra capacidad de imaginación. Así que el libro me ha enseñado a que vaya disfrutando de ese camino y a mantenerme como un eterno aprendiz de la vida. Que, si haces eso, lo demás se te dará por añadidura.