Tengo una amistad que últimamente se encuentra triste, apagada. Ha tenido recientemente una serie de experiencias que la han llevado a ese estado.
Después de mucho hablar y hacerla mirar «hacia dentro», ella misma concluyó que lo que necesitaba era tener una verdadera «conexión» con personas, pues estaba harta de estar sola.
Le intenté hacer ver que no era cierto que estuviera sola, sino que simplemente no estaba como a ella le gustaría estar, pues esa voz en su cabeza la había convencido de que para ser feliz su vida, relaciones, amistades, etc. tenían que ser de una determinada forma y que su sufrimiento surgía de que eso no estaba ocurriendo.
Es un ejemplo más de las mentiras y trucos del ego, que nos dice y trata de convencer constantemente de que si obtuviéramos algo de este mundo (sea lo que sea) entonces seríamos felices y estaríamos en paz.
En el caso de mi amistad era tener «conexión», para otros será una cantidad de dinero, salud, fama, reconocimiento, posesiones, un determinado cuerpo… Objetivos y metas que además irán cambiando a lo largo del tiempo.
Ídolos que el ego nos muestra para buscar fuera el solucionar la infinita sensación de carencia que todos tenemos en nuestro interior y que hace que nunca nada sea suficiente. Y ahí vamos como locos en esa carrera infructuosa en la consecución de deseo tras deseo.
Es una guerra absolutamente perdida, pues nada de este mundo nos satisfará plenamente.
El simple hecho de creer haberlo conseguido da lugar al miedo a la pérdida del objeto, persona o situación que parece haberlo dado y así seremos esclavos de ello. Y eso es lo que quiere el ego: hacernos dependientes de algo o alguien; es decir, del mundo y sus falsas ilusiones.
Se lo expliqué a mi amiga lo mejor posible y terminé diciéndole: está bien que quieras encontrar personas afines a tus creencias, gustos y forma de ver la vida ya que, si podemos escoger, pues escojamos a nuestro gusto, pero no te creas que ahí está la felicidad que tanto buscas.
No te hagas esclavo de ese ideal. No hagas caso a esa voz en tu cabeza que cree saber cómo ha de ser tu camino hacia la paz. Elimina de tu mente todos esos pensamientos falsos que dan lugar a tus necesidades. La única conexión que debes tener es contigo misma para indagar qué ocurre en tu mente, en tu vida, en tu mundo, y así ver qué juicios, qué falsas creencias te dominan y que dan como resultado ese mal sentir en el que te encuentras.
La máxima paz que podemos obtener aquí es la consecuente de liberarnos de las mentiras de esa voz en nuestra cabeza que da lugar a las necesidades que creemos tener.
Con una mente libre de deseos y por tanto de toda necesidad, ¿qué me impediría ser feliz o estar en paz en cualquier situación?