Elegir un sólo párrafo de El libro de Urantia es una labor un tanto difícil, pues si abro el primer libro creo que no hay un solo documento, apartado o página que no esté subrayado. Unos párrafos son verdaderas joyas, por no decir todos; otros destacan por su belleza; otros son pura filosofía; otros son para debatir durante mucho tiempo, por eso es muy difícil para mí elegir uno.
Me he decantado por uno que más que un párrafo para mí es como un mantra, pues lo utilizo cuando a veces no veo la salida a cualquier problema o situación difícil que todos hemos tenido a lo largo de nuestra vida.
Lo he elegido por su sencillez, y porque no se puede decir más en tan pocas palabras, el párrafo es:
«Con Dios todo es posible.» 163:3.2 (1803.4)
Desde que lo leí por primera vez me impactó, pero cuando lo volví a leer me di cuenta de que engloba la verdad, la belleza y la bondad, siempre hablo de una forma subjetiva. Verdad porque solo hay que leer la frase para comprender que es absoluta verdad. La belleza está en su sencillez, pues para mí la sencillez es belleza; y la bondad porque el Padre por amor a todas sus criaturas nos dice que, si creemos y confiamos en Él, nos ayudará a levantarnos sin pedir nada a cambio ante cualquier obstáculo que se nos presente en el camino. Y si todo esto no fuese suficiente, también engloba algo que para todos los seres evolutivos ascendentes es tan importante para poder llegar hasta el Padre Universal como es la fe, porque hay que tener fe para creer que «con Dios todo es posible».